Por: Curro González, sobreescalada.com
He de confesar que me ha hecho especial ilusión poder recorrer con mi Packraft (en diferentes momentos) los poco más de noventa kilómetros de longitud del río Lozoya, es cierto que hablando estrictamente me he dejado rincones sin visitar, pero todos aquellos en los cuales está permitida la navegación, han sido transitados durante el corto periodo de tiempo en los que este preciado artículo calló en mis manos.
El río Lozoya en su tramo inicial (cerca del conocido Puerto de Cotos), donde recoge las aguas de los arroyos Peñalara, de las Guarramillas y de las Cerradillas, recibe el nombre de arroyo de La Angostura y empieza a ser identificado como tal cuando se une a los arroyos de Umbría y Aguilón, algunos kilómetros más aguas abajo.

El río continúa su descenso hacia la zona conocida como valle alto del Lozoya, donde pasa cerca de la Cartuja de Santa María de El Paular, en Rascafría, para dirigirse después hacia Pinilla del Valle y Lozoya, donde es contenido por su primer gran embalse, el de Pinilla. Este tramo «alto», es el que finalmente realizamos en esta actividad Hilo y yo.
Le siguen, más adelante, los embalses de Riosequillo, en el Valle Medio del Lozoya, y de Puentes Viejas, el primero de los tres construidos en el Valle Bajo del Lozoya. En la cola de este último embalse se encuentra Buitrago del Lozoya, la localidad más importante de todas por las que pasa el río.


A continuación el río vuelve a ser retenido en los embalses de El Villar y de El Atazar, siendo este último la principal fuente de abastecimiento de agua para el consumo en Madrid y considerada como una de las de mayor calidad para el consumo humano en España.

En su curso final el río Lozoya se encuentra con la vieja presa del Pontón de la Oliva, unos metros más adelante, el Lozoya desemboca finalmente en el río Jarama.
Como dato curioso podemos observar que el curso del río Lozoya va de Oeste a Este, a diferencia de la mayoría de los ríos madrileños que surcan la comunidad de Norte a Sur.

La idea de comenzar el descenso de un río desde su nacimiento es al menos atrayente, más aún cuando la nieve todavía cubre gran parte de las altas cimas de los Montes Carpetanos. Como habréis podido deducir, intentaríamos seguir el curso del río desde prácticamente su inicio dónde es un arroyuelo que se atraviesa de lado a lado en dos saltos de piedra, hasta la localidad de Pinilla del Valle. En este transcurso hemos podido ser testigos del aumento paulatino del caudal del Lozoya, que poco a poco se va alimentando de infinidad de arroyos de montaña en su descenso, transformando drásticamente sus características a medida que nos adentramos en el Valle.
Evidentemente los primeros kilómetros del río no eran navegables, la orografía y el escaso caudal lo hacían inviable, por eso comenzamos nuestra actividad andando paralelos al río. Anduvimos por la carretera que va a la estación de esquí de Valdesquí para en poco tiempo desviarnos hacia el conocido refugio Pingarrón, desde aquí parte una senda marcada que nos llevará más o menos paralelos al río hasta Rascafría, nosotros esperábamos no tener que andar tanto y poder embarcar mucho antes con nuestros Packraft en el río.

Al principio el camino contornea las laderas del enmarañado paisaje para más tarde descender de una forma pronunciada hasta el Arroyo de las Cerradillas, desde aquí continuamos cómodamente por una amplia pista que no abandonaríamos hasta su final, cerca del área recreativa conocida como «la Isla».
Un bucólico paisaje te va envolviendo poco a poco a medida que te adentras en los solitarios bosques que rodean el Arroyo de la Angostura, un bullicio de cantos de aves y en ocasiones un ensordecedor sonido del agua al fluir, dan un aura al paisaje difícilmente explicable.
En varias ocasiones estuvimos tentados de embarcar prematuramente en el río, el caudal del mismo parecía suficiente como para garantizar un descenso sin demasiados «rascones», pero por contra existían diversos puntos a lo largo del mismo que se nos antojaban realmente difíciles y expuestos. Es por ello que finalmente decidimos «echarnos al agua» tras pasar el pequeño embalse del Pradillo, un lugar infranqueable para nuestros Packrafts que nos forzaría hacer una engorrosa transición por tierra de habernos metido aguas arriba.


Desde este punto el avance se transformó en un entretenido y divertido fluir de rápidos y pequeños saltos envueltos en un paisaje inigualable de frondoso bosque de coníferas, rápidamente llegamos a la Presillas, otro lugar de esos infranqueables que nos obligó a realizar un porteo por tierra hasta justo el puente del Perdón, enfrente del Monasterio de El Paular. Aquí el paisaje cambia drásticamente, desapareciendo casi por completo el espectacular pinar y transformándose en el típico paisaje frondoso de rivera, un hecho que nos costó más de una maniobra de «emergencia» y más de un quebradero de cabeza.
Las espectaculares y repentinas crecidas del río Lozoya en meses anteriores y el temporal de nieve Filomena habían hecho estragos en el cauce del río, descarnando taludes, apilando infinidad de material vegetal en puntos concretos y tumbando espectaculares árboles que impedían cualquier paso. A esto había que añadirle algunos saltos artificiales del río que al tener poco calado impedían ser superados de una manera segura, con todo ello, nuestro ritmo en este tramo concreto se vio afectado por la incertidumbre del terreno.
A pocos kilómetros antes de llegar al comienzo del embalse de Pinilla, lugar en donde dejamos nuestro coche y en dónde daríamos la actividad por concluida, el río vuelve a retomar carácter con alguna secuencia de rápidos que se complicaban algo más al tener que ir sorteando la enmarañada vegetación de las orillas.
Casi sin darnos cuenta, el río Lozoya de repente se calma en una amplia y basta planicie de vistas espectaculares… llegamos a nuestro final.

Puedes navegar por el mapa interactivo pinchando en el margen superior izquierdo, allí encontrarás todas las rutas realizadas hasta el momento.
Qué bueno. Como esquiador me sorprende algo tan atractivo y desconocido para mi. Un saludo.
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Hola Enrique, es una actividad muy divertida y completa. Se combina perfectamente con travesías en esquí (tanto de travesía como de Backcountry), te lo recomiendo. Si quieres más información hablamos sin problemas. Un saludo.
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