Por: Curro González, sobreescalada.com
Estos días han sido un poco frenéticos, hay que aprovechar las excepcionales condiciones que tenemos en nuestras sierras próximas y la larga bonanza climática que reina desde hace ya varios días.
En un día de esos de transición, en los que el día anterior te has pegado una buena paliza y quieres descansar para aprovechar más adelante, fuimos a dar un paseo por Patones. Nos llamaba mucho la atención poder ver las tan conocidas paredes rocosas vestidas de blanco y yo tenía curiosidad por descender con mi Packraft el tramo del río Lozoya que transcurre desde la Presa de la Parra al Pontón de Oliva (curiosamente uno de los pocos lugares permitidos a la navegación por la Confederación del Tajo).


Sabía bien que semanas atrás el río había bajado muy pasado de agua, inundando incluso la parte del Pontón de Oliva y que aún ha día de hoy el cauce del Lozoya era anormalmente alto. Un hecho que facilitaba la navegación, al ocultar y limpiar la espesa vegetación existente en algunas zonas concretas del río, y que le daba al descenso, un toque más picante.
Dejamos el coche en el parking superior de la Minicentral del Atazar (parking de la cueva del Reguerillo) para aprovechar la pista que desciende paulatinamente en dirección las Chozas, cercanas al río Lozoya y al marcado camino que transita por todo su margen derecho hasta el Pontón de Oliva; aquí en vez de continuar avanzando por tierra (en este caso por nieve), inflé el Packraft y aproveché el medio acuático.


Se desembarca sin problemas en las inmediaciones del Pontón, una cosa que hay que tener muy en cuenta es el sumidero del mismo, si el río lleva mucha agua y os atrapa la corriente: «Adiós, me voy !»
Para regresar de nuevo al coche deberéis ascender por la pista que bordea el Cerro de la Oliva y que te deposita sin muchas complicaciones en el lugar de inicio.
En definitiva, una actividad relajada ideal para hacer con Backcountry y que nos ofrece unas magníficas vistas a las tan queridas paredes de Patones.