Bikeraft en el Jarama y Tajo, de Titulcia a Aranjuez

Por: Curro González, sobreescalada.com

Parece que poco a poco va llegando a su fin esta bonanza tan inusual de bienes en lo que se refiere al medio líquido que colmatan los cauces de nuestros ríos, y la normalidad por estas fechas, se restaura.

En lo que se refiere a nosotros (Hilo, Miguel, Alfredo y el que suscribe), intentamos aprovechar al máximo estas jornadas a sabiendas de que pronto todo retomará la aburrida normalidad, más acusada aún por las limitaciones de movilidad, es por ello que últimamente estoy escalando algo menos y ando más centrado en esta lúdica y en ocasiones peligrosa actividad.

Curro González en la confluencia del Tajuña con el Jarama

Hace algún tiempo os relataba la actividad realizada también en Bikeraft a través del río Jarama y como el descomunal caudal del río nos recordaba a otros lugares más pintorescos y que nada tienen que ver con las riveras de los ríos de la Comunidad de Madrid.

En este día retomamos el descenso del Jarama a la altura de Titulcia, justo en el lugar en donde desembarcamos la última vez que anduvimos por estas tierras. Pronto nos dimos cuenta de que el cauce del río había sufrido un «bajón» importante, casi dos metros de diferencia podíamos vislumbrar si tomábamos de referencia las marcas dejadas por el paso del agua en jornadas pasadas. Este hecho transformó radicalmente el río, de parecer un caudaloso y embravecido río Africano, pasó a recordarnos al Ganges, ya que aunque todavía el caudal bajaba con suficiente corriente el característico olor en ocasiones era acusado y se empezaban a observar los primeros atisbos de contaminación.

Con todo ello la rivera aún conservaba un bucólico paisaje y el agua nos transportaba a unos ocho kilómetros por hora, una velocidad nada despreciable para esta parte del río, aunque había zonas en donde debíamos remar para mantener la velocidad.

Alfredo y Miguel navegando en el Jarama
Las frondosas orillas del Jarama

Al poco tiempo de emprender el descenso pudimos observar la desembocadura del río Tajuña, a este peculiar entorno le siguieron grandes pozos de bombeo de agua y algunas graveras que generaban una extraña sensación, pero sobre todo pudimos disfrutar de una navegación en un amplio río (ninguno de nosotros nos esperábamos que fuera así) con una abundante fauna.

La primera transición a nuestras bicicletas la realizamos tras nuestro desembarco en el Puente Largo por donde transita la M-305, que comunica la localidad de Valdemoro con Aranjuez, próximo destino a donde dirigirnos para reencontrarnos, esta vez, con el río Tajo. La transición con las bicicletas se realiza por pistas circundantes a campos y dehesas característicos de la zona, con una tendencia casi constante de bajada que facilita una rápida y cómoda aproximación al próximo lugar de embarque, el embalse del Embocador.

Momentos antes del desembarco en el Puente Largo
Buscando el mejor embarque en las inmediaciones del embalse del Embocador

Queríamos aprovechar al máximo la zona navegable del Tajo, así que decidimos embarcar lo más próximos al pequeño salto de agua artificial, algo que se vió truncado por el poco caudal de río y la enmarañada vegetación que se aferraba a ambas orillas. Después de sopesar, investigar y valorar la zona embarcamos por fin en un lugar despejado casi un kilómetro más alejados de la zona elegida.

Hilo tenía especial curiosidad por ver esta zona del Tajo, creo que aunque estaba ya de previo aviso se llevó una gran desilusión, ya que se imaginaba un inmenso y exuberante río Tajo. Nada más lejos de la realidad, la línea de agua que serpentea hasta la localidad de Aranjuez se encuentra exhausta tras colmatar varios embalses en su descenso (especialmente el de Buendía), un hecho que pudimos comprobar Miguel y yo cuando realizamos la actividad de Bikeraft aguas arriba y sufrimos la misma decepción.

El río Tajo no vuelve a ser un río realmente caudaloso hasta que el Jarama vierte en él toda su agua (que como comprobamos es mucha), y como sucede en otros ríos de la Península, es este agua traída de las alturas de la Sierra de Guadarrama y de Ayllón la que rejuvenece la mermada línea líquida y le da fuerzas para seguir su descenso hasta tierras portuguesas.

Las frondosas orillas del Tajo antes de pasar por los Jardines del Príncipe

La parte navegable del Tajo a su paso por Aranjuez, es básicamente remar por un remanso de agua en donde la vegetación invade descaradamente las orillas del río dándole un toque tropical, sólo se echaba de menos la ausencia de monos chillando y saltando entre las ramas y hojarasca del lugar. Su paso por el amurallado recinto del Jardín del Príncipe nos transporta a tiempos memoriales de Carlos IV, en esta parte el río ensancha y se generan grandes y largos remansos salpicados de boyas en donde los Piragüistas se desfogan en modo de entrenamiento.

Casi enfrente del Palacio Real de Aranjuez realizamos el desembarco en un perfecto pantalán habilitado para tal fin, realizamos la última transición del día y regresamos por cómodas pistas que transitaban por el interior de hermosas dehesas hasta la localidad de Titulcia, punto de origen de esta actividad.

Regreso a Titulcia desde Aranjuez

Puedes navegar por el mapa interactivo pinchando en el margen superior izquierdo, allí encontrarás todas las rutas realizadas hasta el momento.

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