Por: Curro González, sobreescalada.com
Pese a las históricas borrascas pasadas, las condiciones invernales de este atípico año no han sido del todo buenas, es cierto que ha habido un corto periodo de tiempo en el que se han podido escalar «rarezas» que tan solo unos pocos han podido aprovechar, pero si tenemos que hacer un cómputo general de este invierno, lo podríamos considerar «normal».
Son muchos los factores que han hecho que durante dos inviernos haya dejado en el olvido esto del Alpinismo, básicamente no estaba dispuesto a enfrentarme a hordas de personas abarrotando accesos, montañas y líneas de escalada, así que me he dedicado a realizar actividades que me garantizaban soledad y tranquilidad, amén de satisfacción y disfrute.
Tan solo este invierno he realizado una actividad anecdótica de Alpinismo que llevaba mucho tiempo deseando escalar y que gracias a esas «raras condiciones» pudimos hacer en total soledad y armonía, algo que sin duda estaba garantizado por la ubicación y el desconocimiento de la montaña en sí para la gran mayoría de los «Alpinistas» de Madrid.
Las condiciones actuales de movilidad han acusado más aún si cabe los factores de masificación en ciertas y conocidas zonas, asfixiando literalmente a los numerosos visitantes y al entorno alejado de las grandes urbes, estas restricciones son otro de los factores que han influenciado en mi determinación de alejarme de aquellas actividades y lugares en donde se genere masificación.
Pero mi posición cambió (al menos por un día) cuando Joaquín Gracia, gran aperturista y activo escalador de la zona centro, comentó la posibilidad de realizar una actividad de Alpinismo en el solitario circo de Hoya Moros, aprovechando las aceptables condiciones que existían y la aparente libertad de movilidad entre las comunidades de Madrid y Extremadura. Para ello tuvimos que adaptar una alternativa «legal» de aproximación y dedicarnos a escalar en la zona de montaña perteneciente a esta última comunidad, una logística algo compleja y engorrosa que se simplificaba por el alto conocimiento de la zona de Joaquín y las necesitadas ganas de un cambio de aires.
Joaquín, por diferentes medios había obtenido la información y el estado de la pared norte del Torreón, en donde se podía apreciar una línea especialmente atractiva y totalmente escalable a estas alturas del invierno, así que tras realizar el oportuno juego de malabares para cumplir al máximo con las medidas adoptadas, nos acercamos a la zona para intentar escalarla.
Aventurarse a afirmar en estos tiempo la realización de una «apertura» en Hoya Moros se torna un tema delicado, más aún si no te tomas las molestias de contrastar la información con los verdaderos partícipes y conocedores de la zona, ya que (sobre todo en los años ochenta), un fuerte grupo de escaladores Salmantinos realizaron infinidad de rutas por sus paredes y canales. De esta manera, aunque creamos que en nuestra escalada hemos realizado tramos aún sin escalar, vamos a hablar de propuesta o alternativa.
Largo 1 (40 metros M5, 45º)
Tas ascender por un pequeño cono de deyección montamos la reunión cero en la base de un pequeño muro rocoso, a su derecha tenemos una evidente chimenea que se escala en M5+/A0, un poco más abajo a su izquierda, encontramos una corta pero mantenida sección rocosa que da acceso a la primera de las campas de nieve características que cortan la pared.
La escalada aunque aparentemente parece sencilla, es mantenida con dos pasos atléticos a destacar, por contra, la posibilidad de aseguramiento aporta algo de tranquilidad. La reunión se monta en un escudo rocoso justo en la vertical del comienzo.
Largo 2 (40 metros 50º)
Largo de transición que supera con tendencia a izquierdas la segunda campa de nieve que entrecorta la pared, cabe la posibilidad (si hubiera hielo suficiente), de escalar desde la reunión por un corto muro a nuestra derecha (3+). Montamos reunión en un muro rocoso desde donde se aprecia una marcada canal de nieve-hielo.
Largo 3 (40 metros 75º)
Realizamos una pequeña travesía ascendente a nuestra derecha para colocarnos en la vertical de un diedro helado que se supera (hielo fino y algo expuesto) hasta llegar a terreno más sencillo; ascendemos por rampas hasta un muro rocoso con buenas posibilidades para montar reunión.
Largo 4 (25 metros 75º/80º)
Escalamos la atractiva y evidente goulotte encajonada que domina la reunión, ésta nos depara un par de bloques en donde se concentran las mayores dificultades, buenas posibilidades de aseguramiento. Montamos reunión debajo del último bloque empotrado que impide el paso hasta la cumbre.
Largo 5 (25 metros 70º)
Aunque se puede empalmar con el anterior largo, es conveniente realizarlo ya que la escalada es algo delicada. Superar el bloque empotrado por su margen derecho, aprovechando una fina chapa de hielo que nos da acceso a su parte superior. Aunque no lo realizamos, cabe la posibilidad de superar el bloque empotrado por una pequeña y angosta chimenea en su interior, pero casi seguro que nos depara una escalada poco agradable y no asegurada por la cantidad de nieve que se podría acumular en este punto.
Tras superar unas rampas nevadas llegamos al final de las dificultades a pocos metros de la cumbre. El descenso se realiza andando sin mayores complicaciones.
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