Por: Curro González, sobreescalada.com
Con este épico título, digno de un film de ciencia ficción, comienzo el escrito de hoy.
No sé si por desasosiego o desahogo necesito que llegue por fin la fecha de comienzo de las tan esperadas vacaciones. Y no es porque el resto del año esté carente de días libres de disfrute, una de las cosas buenas de mi nueva profesión es esta, si no porque veo que la cuenta atrás hacia el futuro incierto de nuestra libertad de movimiento ha comenzado.
Ya he visto como se truncaba mi deseo de viajar de nuevo a Noruega. Y observo día a día y poco a poco, como se van mermando las diferentes opciones de disfrute de las que disponía.
Para más inri, este verano había acumulado algún día más de los que forman un mes, todo ello con vistas a mi larga y necesaria estancia en aquellos lugares que se me antojan ideales para mi desarrollo personal y espiritual.
Es cierto que podría aprovechar y pagar mi frustración, intentando realizar todas aquellas actividades relacionadas con nuestra Península. Que poco a poco he ido dejando a un lado, por falta de tiempo, por preferencias o motivaciones diferentes.
Pero si he de ser totalmente sincero conmigo mismo, todas esta situación me ha generado tal cúmulo de desgaste que me encuentro un poco perdido. Y hasta la fecha, no sé aún en que emplearé los tan codiciados días acuñados.
Mientras tanto, hasta que se acerque el día, doy largos paseos pensativo.
