Por: Curro González, sobreescalada.com
Desde el Refugio Val d’Ayas se inicia la etapa clave de la travesía, el ascenso al Castor 4.228 m y el cruce del Paso del Nasso.
Para subir al Castor deberemos superar rampas de nieve moderadas y en algún tramo empinadas, amén de, una la larga y espectacular arista. Pero bajo mi punta de vista esta ascensión no es la que le da dificultad a la etapa del día de hoy, si no la superación del Paso de Nasso.
Sin ser difícil es un lugar bastante conflictivo, ya que tiene la inclinación suficiente como para pensárselo y no ir cómodo. Además, frecuentemente encontraremos placas de hielo vivo. Un hecho que le añade algo más de dificultad y hace que aumente la exposición.
A esto hay que añadirle que tras periodos de nevadas, estas rampas se tornan peligrosas al cargarse de nieve.
Día 4
Tras toda la tarde y noche nevando nos despertamos en la madrugada Josito y yo, para ojear el panorama. La previsión del tiempo para el día de hoy era nefasta y todas las personas del refugio tornaban hacia Zermatt.

En estas condiciones de baja visibilidad, viento y gran acumulación de nieve era peligroso continuar con la travesía, más aún teniendo por delante el Castor y el Paso del Nasso.
Pero nosotros queríamos continuar, así que en vez de alzar nuestras miradas hacia arriba, las dirigimos hacia abajo. Descenderíamos del Refugio hacia el valle e intentaríamos hacer una etapa que nos permitiera retomar la travesía más adelante, y así hicímos.
Os puedo decir que no fue tarea fácil enlazar el descenso con los diferentes valles y tampoco fue una etapa de descanso, ya que al final del día llegamos bastante cansados (y empapados) a la localidad de Staffal. Para ello descendimos por el Vall di Verra , para más tarde ascender por el Vall della Forca en busca del Collado de Bettaforca, que finalmente nos daba paso al Gran valle de Gressoney (vamos una «palmada«).
Día 5
Tras el día y medio de meteo horrorosa, nos levantamos con sol. El día de hoy iba a ser largo, así que nos armamos de valor. Tras enlazar tres teleféricos desde el valle, nos quedamos a unas 2 horas del Refugio Gniffeti, lugar en el cual hubiéramos dormido la noche anterior si todo hubiera salido normal.

En esta etapa, es en la cual, se ascienden el mayor número de cuatromiles de toda la travesía. Muchos de ellos se tratan de meros montículos en vez de montañas en sí. De esta manera encontramos según vamos ascendiendo la Pirámide Vincent 4.215 m, el Balmerhorn 4.167 m, el Corno Negro 4.322 m, el Parrot 4.436 m y finalmente la conocida Cabaña Margherita de 4.554 m.

Durante todo el ascenso podemos optar por ir ascendiendo las diferentes cotas, o simplificar e ir por el fondo del glaciar hasta el final de la etapa. El ascenso de todos estos cuatromiles no conlleva ninguna complicación (alguna inclinación moderada), salvo las implícitas de estas actividades que todos conocemos.
Pernoctar en la Cabaña Margherita es una experiencia digna de ser vivida al menos una vez en la vida.

Día 6
Estamos «reventaos«, pero la meteo es espectacular. Así que nos animamos y continuamos con la actividad.
Desde la Cabaña Margherita tenemos unas vistas espectaculares, casi al alcance de la mano tenemos el Monte Rosa. Bueno, mejor dicho, su cumbre principal.
Normalmente el día de hoy es el último en la «etapa comercial«, se dá por concluida con el cómodo ascenso a la Punta Zumstein 4.563 m y el largo descenso por el espectacular glaciar Grentz.

Técnicamente hablando esta etapa es prácticamente andar, eso sí, andar por terreno glaciar. Prestad atención en el descenso ya que pasaréis con total seguridad por diferentes zonas en donde deberéis sortear las grandes grietas y Seracs.
Como os he comentado, este día es el último de la etapa. Y se cierra con la llegada del grupo a la localidad de Zermatt. Nosotros no lo pudimos remediar y pasamos la noche en el Refugio Monte Rosahütte, en donde pudimos descansar y disfrutar de la calidad de las instalaciones (preparar la billetera).
Al día siguiente queríamos ascender la cumbre principal de Monte Rosa.
Día 7
El Monte Rosa es un gran amasijo de rocas y hielo compuesto de varias puntas (una de ellas la ascendíamos el día anterior). La cota más alta (y segunda de todo el macizo de los Alpes) se encuentra ubicada en la denominada Punta Dufourspitze 4.634 m.
El ascenso es largo, amanecimos pronto, ya que deberemos superar los 1.800 metros de desnivel hasta llegar a su cumbre. Como es de costumbre en este tipo de ascensión, las rampas iniciales de nieve se hacen de noche. De esta manera llegaremos a la parte más técnica en las primeras luces al amanecer.

Deberemos prestar atención en la parte superior, ya que nos desviaremos para ir a buscar las laderas que descienden de la Cresta Oeste de Dufourspitze. Unas empinadas rampas de nieve/hielo que terminan en una afilada arista rocosa.
La superación de esta, aunque no es difícil, es expuesta. Y la dificultad de la misma puede variar mucho de encontrarla «seca» a con nieve reciente. Tras superar y descender algunos escalones por fin llegaremos a la cumbre principal del Monte Rosa.

A partir de aquí, continuamos el descenso (equipado con maromas en la parte inicial) por el glaciar Monte Rosagletscher, hasta la vaguada Scholle, donde horas antes nos hemos desviado.
El día continua y al llegar al Refugio, recogemos las pocas cosas que dejamos y por fin marchamos hacia la localidad de Zermatt.
Aunque la Alta ruta terminó este día aún teníamos por delante otra actividad. Dos de los componentes del grupo se quedaban con nosotros para intentar escalar cara Noreste del Lenzspitze 4.294 m.