Por: Curro González, sobreescalada.com
Todo el mundo amante de la montaña y el alpinismo conoce o ha oído hablar la localidad francesa de Chamonix, la cuna y el origen del vocablo «Alpinista» nació en este hermoso lugar. De la misma forma, para aquellos alpinistas algo más inquietos o más experimentados, la localidad de Sass Fee también le será conocida.
Esta última no se encuentra en Francia, si no en su vecina Suiza. Y pese a ser también el epicentro del alpinismo suizo, este no se encuentra tan «atestado» de turistas y deportistas como la ya mencionada localidad francesa.

Las montañas aquí son algo menos concurridas y las aglomeraciones, aunque las haya, se producen en las ya archiconocidas montañas «estrella» del macizo Suizo. Pudiendo encontrar parajes realmente espectaculares y salvajes en una relativa soledad y tranquilidad.
Es el caso de esta montaña y sus vecinas cumbres, no encontraremos masificación ni aglomeraciones. Un hecho, junto con que encontramos accesos y escaladas algo más técnicas, que nos sedujo.

Terminábamos de realizar la Alta ruta del Monte Rosa con un grupo, de hecho Emiliano y Óscar (dos de sus integrantes) eran quienes nos acompañaban. Andábamos con cierto cansancio, la semana había sido intensa, pero por contra estábamos muy motivados.
Tanto Emiliano como Óscar eran viejos conocidos en mil y una batallas para Josito y para mi. Y eran alpinistas en forma y que respondían muy bien, por ello decidimos buscar un objetivo más ambicioso: La cara Noreste del Lenzspitze 4.294 m.
Esta escalada está considerada una clásica, con sus cerca de 500 metros de desnivel es una elegantísima ascensión de hielo que no hay que menospreciar ni mucho menos infravalorar, ya que la dificultad no radica solamente en la superación de las palas de nieve-hielo que acceden hasta su cumbre, si no en el comprometido y largo descenso.
Para llegar al punto de salida deberemos ascender al Refugio de Mischabel (3.329 m), para ello tenemos dos opciones. Subir andando desde Saas Fee (en unas 4h o 5h y salvando un desnivel de 1.550 m) o partir desde el teleférico de Hannigalp (haciendo un desnivel de unos 1.000 m y unas 3h).
Nosotros como andábamos cansados de dar «tumbos» elegimos la menos penosa y optamos por la relativa comodidad del teleférico. Aunque en el descenso probamos a bajar andando hasta Sass Fee y no me imagino la penuria que sería realizarlo en sentido inverso.
Como es costumbre al día siguiente nos tocó madrugón, comenzamos el evidente acceso a la pared y la escalada de las primeras rampas empinadas al amparo de las luces de nuestros frontales. La base de la pared está surcada por una gran rimaya y hay que buscar la zona más sencilla para sortearla. Una vez superada, encontramos una larga campa de nieve-hielo de diferentes inclinaciones hasta la cumbre.
Pero a los pocos metros de escalada, reculamos por diferentes motivos. Y destrepamos hasta el plató en donde nos desviamos de la huella que ascendía al Nadelhorn 4.327 m, cumbre desde donde tendríamos que haber realizado el descenso una vez escalado el Lenzspitze.
Para no dejar la jornada en blanco y viendo que aún era pronto, decidimos ascender a la cumbre que originariamente era secundaria para nosotros, el Nadelhorn. La meteo no parecía tan «horrenda» y es que por la noche todos los gatos son pardos…

He de deciros que nos gustó mucho, la ascensión es una larga travesía por una cresta, que hace de balcón hacia la cara noreste del Lenzspitze (parecía que nos quería dar en los morrros). En algunos tramos puede resultar expuesta, hay que prestar atención en los últimos metros antes de la cumbre (sobre todo en el descenso) y en algún paso de travesía con «hielo vivo«.
Por lo demás es una ascensión rápida y bonita en un lugar bastante tranquilo.
