Por: Curro González, sobreescalada.com
A menos 70, 100 plus belles voies
Pues no, nunca había ascendido al Pico Anayet. Y esto, junto al calor abrasador que predominaba durante estas jornadas, nos hacían replantearnos otras ideas que teníamos más alpinas en donde predominaba la nieve y el hielo y decantarnos por actividades más roqueras.
Y se nos ocurrió la idea de aprovechar el fácil y rápido acceso deslizando con nuestros esquís por el manto blanco y la escalada de esta ruta de roca. Solo había algunos handicap, el primero que hacer con las tablas al llegar a pie de vía y el segundo, la posibilidad de nieve o hielo en la pared. Aunque esto lejos de parecernos una desventaja, nos motivaba la posibilidad de su existencia.

Lo primero que nos sorprendió al comenzar la aproximación a la mañana fue el estado de la nieve, estaba como el mármol. Sin duda las lluvias y rehielo de la noche habían hecho su trabajo, y en algún tramos nos exigió el emplearnos con los cantos para poder seguir progresando.
Este hecho nos dio una nueva posibilidad en próximas actividades, pero en el día de hoy ya teníamos claro lo que íbamos a hacer.

En un primer vistazo nos percatamos que salvo algunos pequeño tramos de nieve, la ruta estaba totalmente seca. Algún chupón de hielo adornaba la pared, pero el sol se encargó de que perdieran la vertical y se precipitaran sobre nosotros en la aproximación y durante la escalada. Hecho que había que gestionar con sumo cuidado si no querías llevarte algún susto innecesario.

Finalmente las tablas fueron a la espalda durante toda la escalada, queríamos aprovechar la bajada al máximo y tampoco era tanto peso.
Para no llevar mucho material decidimos que yo llevaría unas zapatillas para la escalada, Borja ya había escalado esta ruta en verano, así que la hice yo entera de primero. Y él escalaría con las botas de esquí, así los largos en los cuales existía neveros los podríamos hacer sin necesidad de tener que cambiar de calzado. Una buena huella abierta era suficiente para atravesar estos con las escurridizas y maltrechas zapatillas.
Una vez más la ruta está íntegramente equipada, yo ya me estoy empezando a preocupar. Por mi, ya que me estoy malacostumbrando a seguir el sendero metálico y por la ética, empleada a la hora de abrir estas nuevas rutas.

La línea es muy buena, hay que felicitar a los aperturistas por buscar esta escalada entre el terreno poco apetecible. Me recordó mucho a la pared que escalamos Oli y yo este verano en Seiland, Noruega. La diferencia es que nosotros no dejamos ni rastro de nuestra escalada.
Pero vamos, no soy quien para criticar ningún trabajo. Más aún, cuando últimamente solo parece que escalo rutas de este tipo…

La bajada del Anayet es de prestar atención, el destrepe por la canal tenía una buena huella, pero aún así había que ir atento tanto en la bajada de la brecha y el flanqueo. Depende de la cantidad de nieve podemos encontrar dos instalaciones de rapel para bajar la empinada canal.
Finalmente lo que parecía que iba a ser un agradable y disfrutón descenso con esquís en nieve primavera se convirtió en un patinaje en nieve congelada. La nieve no había transformado aún y no estaba nada, nada esquiable.