Creo que me considero una persona de palabra, e intento hacer todo lo posible para que estas no caigan en saco roto, sobre todo cuando me las digo a mi mismo.
Para el que no me conozca del todo, supongo, que puedo a llegar a ser una persona desconcertante y para muchos agobiante, ya que siempre tengo en mente mil y una actividades que realizar y puedo parecer un tanto «veleta» a la hora de elegir actividad. Para nada más lejos de la realidad, espero latente a que sea el momento de cada una de ellas.
En la última visita que realicé a esta zona «El Pajarito, el Castillete y la Campana. La Pedriza» observé varias cosas que me llamaron mucho la atención y que fueron el motivante para «apuntarme» otra visita reciente a la zona.

En rojo la Rodolfo (V/A2)
En azul Martín Mateos (V/A2)
En verde Anónima (A3)
En morado Anónima A1
En amarillo Madame Butterfly (6b)
Como ya he comentado anteriormente no me gusta faltar a la palabra, así que preparé todo para regresar. En principio pensé en ir a escalar en solitario, la tranquilidad del lugar bien merece ser disfrutada en compañía de uno mismo. Pero más tarde me acordé de Miguel, mi compañero de las últimas aventuras.
Una de las cosas que me llamaron la atención al visitar la zona, fue la falta de información recopilada en las modernas guías de escalada. Ya, ya sé que es un trabajo arduo, recoger y plasmar toda ella, sería demasiado extenso…
Pero, qué sucede con aquellas vías de escalada antiguas que no aparecen en las guías modernas?
Pues, que simplemente caen en el olvido. Desaparecen bajo el líquen, sus seguros vetustos se oxidan o sus líneas son masacradas, por desconocimiento, por modernas escaladas con otro tipo de mentalidad.
Es por ello, creo, que el trabajo del autor de una guía de escalada, estará siempre inacabado, si no plasma en su texto, toda la información necesaria para que el lector conozca a fondo toda la historia y datos de la zona que visita.
Hasta la fecha solo ha habido dos guías de escalada que se «atrevieran» a recoger en un solo tomo todas, o casi todas, las rutas de escaladas repartidas en los diferentes riscos de la Pedriza.
La más moderna en el 2005 y la primera de ellas, en el año 1992. Ambas están agotadas.


Yo, como muchos, aprendí con la más antigua. En donde la graduación de cuarto era sexto, donde los sextos eran casi séptimos y los séptimos… Donde en los croquis existía espacio en blanco entre vías, a veces mucho. Donde poco a poco ibas pintando a mano alzada las nuevas rutas y poniendo entre paréntesis, al lado de los A1, A2.., el grado en libre.
Mucho después, apareció la renovada y necesaria guía de escalada de la Pedriza, «La Biblia» la llaman. Muchísima información nueva, un buen trabajo, pero en algunas ocasiones incompleta.
El Pajarito es una de estas zonas que dejan incompleta, muy incompleta. Directamente se «fuman» la cara Este de este risco y de la Oeste sólo citan alguna de ellas.
Cuando visité la zona recientemente después de mucho tiempo observé seguros fijos relativamente nuevos, líneas aparentemente nuevas pero que tiene la friolera de casi 45 años.
No pude ubicarme en la pared hasta que rescaté del polvo mi vieja (ahora casi que por la información, nueva) Guía de escalada de la Pedriza. En ella aparecía toda la información para completar «la Biblia» y así por fin poder salir de dudas.


Observé, como algunos escaladores habían llevado a cabo la restauración de estas antiguas líneas. Preservándolas «en conserva»durante algún tiempo más.
La reequipación de algunos de los recorridos fueron otra de las cosas que me llamaron irresistiblemente la atención.
Vía Capi Amores V/A2
Todo el mundo conoce la cara Sur del Pajarito, cómo no lo vamos a conocer ?!

La cara Oeste del mismo es un lugar salvaje, escondido, algo un poco más tétrico. Alberga buenas líneas de escalada en placa, alguna vieja línea de Gálvez-Pascual, pero sobre todo, un muro semidesplomado de color anaranjado impresionante.
Esta vieja/nueva ruta aprovecha una fisura vertical que rasga casi de arriba a bajo este muro, para más tarde, salir en escalada en adherencia habitual de la zona.


Esta fisura se supera en artificial, tiene muchas posibilidades en libre, para pasar a Ae en donde se ciega. Pero no te confíes, el largo no termina ahí. Te queda una placa de adherencia con seguros lejanos, un poco de susto si has subido con las «Jomas», hasta llegar a la primera reunión.
Tiene dos larguitos más de placa, para poner la guinda al pastel.


No sería justo hablar de esta ruta sin mencionar a Uge y compañía. Los autores de esta restauración y en donde podéis seguir con detalle su información:

Madame Butterfly 6b
Si la cara Oeste del Pajarito es tétrica, la Este, es mejor no mirarla.


Esta cara, sucia, aparentemente vertical, surcada de anchas fisuras y con dos techos, me atrajo desde el instante en el que vi, una línea que atraviesa descaradamente el techo de la izquierda.
Si observamos la antigua Guía de escalada nos damos cuenta que son varias las rutas que acometen esta zona. Desde la situada más a la izquierda, la Mayayo (V) jijiji.., hasta las que superan los techos de la derecha.
Aún no tengo muy claro cual ha sido el objetivo final de esta reequipación, pues tal como están los seguros ahora mismo abarcan varias rutas. Os cuento:
Entré por el primer largo de la «Rodolfo V», una fisura sucia pero de escalada técnica. Un poco antes de llegar a su primera reunión (reequipada) encontramos en la placa de la izquierda los seguros que se dirigen hacia el techo, por la «Variante A1». Escalada técnica con algún pasito hasta ponerte justo debajo del techo.

Según las reseñas de la Guía, el techo es superado por dos líneas. La «Anónima A3» por la izquierda y la «Martín -Mateos A2» por la derecha, pues bien, la línea de seguros nuevos transcurre justo entre estas dos líneas. No sé si por casualidad o por conocimiento, pero así es (se observan los buriles antiguos de salida del techo de la Martín-Mateos).
Y que puedo decir del largo, simplemente espectacular.
Aunque esté equipado para superar el techo en artificial, sale en libre todo el largo. La salida del techo es de canto y la dificultad del largo rondará el 6b/+.
En otro largo más te colocas en la cumbre, mucho cuidado con los cordinos del rapel. Están «deborados», mejor detrepar con cuidado a la instalación que existe más abajo.

Y por fin, la última cosa que me sorprendió, fue la calidad de las antiguas rutas.
Que me queda por decir, pues que tendré que regresar. He visto posibilidades de liberar el segundo largo de la «Rodolfo A2», y ya sabéis que soy un hombre de palabra.


NO quiero terminar sin recalcar que esta zona está influenciada por las restricciones de escalada. Antes de escalar consultar “Escalada Sostenible“.
Y por supuesto, quisiera agradecer el trabajo infinito que realiza Uge, tanto en calidad, como en conocimiento.