Por: Curro González, sobreescalada.com
Tras descender de la Tortuga, después de haber escalado la vía ASA con Oli y H, le prometí a este último que regresaríamos de nuevo a la Pedriza a escalar. El tiempo ha transcurrido desde entonces y aunque hemos escalado en otros muchos sitios, no habíamos regresado desde aquella vez a este lugar, algo que H me recordaba insistentemente.
Desde siempre le he hablado de las curiosas formaciones rocosas que adquieren algunas de las moles graníticas de la zona (algo que pudo comprobar él mismo cuando ascendimos a la Tortuga) y cómo no, le hablé del majestuoso Pinganillo Grande y el parecido que adquiere este (aunque por muchos años que llevo observando aún estoy por descubrir) a un inmenso Pájaro.

A medida que H crece, se vuelve más complejo satisfacer sus necesidades y aspiraciones, algo que ocurre inevitablemente también en su pequeño mundo de la escalada. Actividades más exigentes de bicicleta y packraft, escaladas que ya requieren esfuerzo hasta para adultos y viajes a zonas inexploradas y frías, son sus «pequeños» planes de futuro.
Una tarde a última hora nos acercamos por fin a la Pedriza, el día había sido caluroso y antes de esa hora hubiera sido una penuria transitar por las achicharrantes lisas placas de granito. Pese a todo el parking de Cantocochino era un hervidero de personas y coches, tal era el punto al que llegaba la situación, que H al ver el panorama me preguntó con cara de desaprobación: ¿Vamos a dormir aquí?
Poco a poco fuimos dejando atrás la multitud y el cruce de personas siempre era en sentido inverso al nuestro (algo que nos aportaba felicidad y tranquilidad), además unas espesas y negras nubes se habían apoderado de la parte alta de las Torres, dándonos refugio del abrasador sol y aportandonos una suave y fresca brisa.

La ruta normal del Pájaro es sin duda la manera más sencilla de acceder a esta cumbre, para ello deberemos bordear toda la cara Oeste en busca de una marcada canal entrecortada por varios bloques, la escalada es sencilla pudiendo realizar «mini-largos» o superar esta de una atacada (IV).
Tras remontar la canal nos encontramos en el denominado «jardín del Pájaro», una pequeña campa de arena rodeada de desafiantes paredes graníticas. Debemos continuar el ascenso por los estrechos callejones que poco a poco nos van adentrando en las entrañas de la montaña, primero pasaremos por la base de la Muela; más tarde justo por debajo de la cumbre del Pájaro; y por último, llegaremos a un caos de inmensos bloques colgantes, ya en el exterior. Tras una zancada, ascenderemos por un sistema de curiosas formaciones rocosas (setas) la corta placa compacta que nos da acceso a la parte final de la escalada III+ (reunión equipada).
Escalaremos el pequeño y expuesto muro escalonado hasta la propia cumbre (IV+), en donde encontramos la instalación de rapel que nos facilita el descenso (20 metros) y nos deposita más abajo, en el lugar anteriormente transitado.
El resto del descenso se realiza por el mismo itinerario de ascenso, en la canal encontramos en ocasiones algún cordino que facilita la bajada, si no, deberéis destrepar con precaución.
Una actividad muy gratificante (tanto por la escalada como por el entorno), que sin duda gana en calidad y magnitud cuando se realiza en total soledad, algo que conseguiremos evitando las horas convencionales utilizadas por los escaladores que surcan las otras vertientes del Pájaro.
