Por: Curro González, sobreescalada.com
Sin duda alguna si tuviéramos que encontrar una palabra que fuera el denominador común de este viaje sería Coronavirus.
No sé si al pasar de los años este nombre plasmado en el texto que estoy escribiendo caerá en el olvido de lo común o por contra, marcará un hito en la historia de la humanidad. Pero durante todo este tiempo en el cual hemos estado en el interior de esta región noruega llamada Loppa, no hemos podido dejar de hablar y de recibir diferentes noticias del Coronavirus.

Días imperfectos encontramos con frecuencia, quizá algunos de nosotros podría asegurar que con mucha frecuencia. Todo depende, supongo, con la perspectiva con la que se evalue el final del mismo.
También os puedo asegurar que días perfectos hailos, entiendo que en base a nuestros parámetros. Pero a nosotros nos valía simplemente sol y con carencia de viento.
Y así fue, un día perfecto en un lugar claramente perfecto y con unas condiciones más que favorables.

Tras nuestro intento infructuoso de comenzar la travesía de los tres glaciares de Loppa cruzando el glaciar Oksfjordjokolen, nos replanteamos nuevamente la actividad de los días siguientes. Más aún a sabiendas de que la previsión meteorológica daba un día de buen tiempo.
Así que nuevamente nos adentramos en las entrañas de un Ferry, esta vez en dirección a Landfjordhamn. Pequeño enclave constituido por una decenas de casas, lugar en donde comenzaríamos la actividad.



Pese a estar todo cubierto de densas nubes, las montañas se podían vislumbrar espectaculares. Y en la breve aproximación que realizamos hasta el lugar de pernocta disfrutamos con intensidad del paisaje.
La mañana amaneció despejada y fría, bastante fría. Como os he comentado anteriormente las montañas estaban vestidas salvajemente de un manto blanco que en ocasiones escondían los bruscos relieves que el agua había mermado en ellas. Las grietas del glaciar yacían de la misma forma bajo este manto, dando un aspecto amable a los acusados desniveles previos al plató somital.
El Langfjordjokelen es el segundo glaciar más grande de la región de Loppa, José Mijares había tramado un cruce entrando por una de sus lenguas y saliendo por otra de ellas hasta el fiordo opuesto. Y esto es lo que precisamente estábamos realizando.

Rápidamente ganamos el plató somital, el día era espectacular y nos proporcionaba unas vistas sobrecogedoras hacías las montañas y los fiordos. El GPS nos guiaba hacia el punto en el cual se inicia el descenso, un lugar desconocido para nosotros pero que pintaba bien en el mapa.
Y vaya si pintaba bien, un descenso de más de mil metros con espectaculares valles enclavados entre vertiginosas paredes rocosas y una calidad y cantidad de nieve difícil de entender si no has estado en estas situaciones.
Cuando el valle se ensanchaba encontramos una sucesión de planicies y lagos helados que lejos de desmerecer la bajada, la hacían más técnica. Y patinando y foqueando llegamos con los esquís puestos hasta la entrada del mismo Ferry.
Un día sin duda para recordar.
La meteo continuaba perversa, nieve, frío y viento. El invierno en Noruega es así, lo extraño es encontrar sol y calma chicha.
Esto te hace estar pendiente constantemente de las previsiones y aprovechar cualquier hueco de bonanza entre las copiosas nevadas que dejan las diferentes masas de nubes.

Uno de estos huecos aprovechamos al día siguiente para ascender una cota moderada cerca de las orillas del fiordo en Langfjorbotn. Una sucesión de laderas escalonadas que nos permitieron hacer algo de actividad y disfrutar de un divertido descenso.
Un nuevo intento infructuoso al Helden, icónica montaña en las cercanías de Alta, daba por finalizado este viaje a las montañas y glaciares de Loppa.
Estupenda experiencia, pero más aún, estupenda recogida de información que sin duda intentaré aprovechar para la próxima temporada.