Un día largo de escalada: Peña Vieja, Espolón de los franceses y Naranjo, Murciana.

Por: Curro González, sobreescalada.com

Os mentiría si os dijera que no añoro algunos momentos del pasado, algunas sensaciones vividas que me han marcado y que de tanto en tanto anhelo.

Es el caso del día de hoy, un tanto maltrecho por las afecciones de un prolongado estado febril, me he puesto a repasar algunas fotos antiguas de esas que no ojeas con frecuencia. La combinación de tiempo libre y día soleado, con la incapacidad temporal que produce esta dichosa gripe, han hecho el resto.

Aún no sé identificar en el estado en el que me encuentro, pues lo que parecía algo temporal y transitorio, se ha convertido en permanente e irreversible. Y no me refiero a mi estado de salud actual, si no a mi estado anímico de los últimos años.

La Oeste del Picu Urriellu

Debo estar gestionando muy mal esa crisis de los 40, en los que aparentemente la condición física disminuye, necesitas un siglo para recuperar, las articulaciones te duelen, el «apetito» disminuye y el blanco aparece como tú color favorito.

El caso es que no me identifico con todos estos síntomas, excepto por el nuevo tinte blanco de mi pelo, el dolor de espalda y el crujido de la rodilla derecha al flexionar y el cansancio ocasional, por lo demás me siento igual de fuerte que con 20.

Y la madurez adquirida me ha otorgado la insensata sensatez de realizar actividades que antes no hubiera realizado, no sé si mi gran ego me protegía por antaño o el de ahora se quiere deshacer de mi. Pero me siento muy cómodo realizando algunas actividades consideradas peligrosas o de locos.

Lo que no encuentro por ningún lado es ese hervor interior que poco a poco se ha ido desvaneciendo. No sé si por falta de compañeros con lo que poder avivar el «tema» o porque el combustible para que surja este efecto se ha tornado más exquisito, tanto que resulta difícil este hecho.

Una de las actividades que se fue cociendo a fuego lento con el hervor interno ese mío fue una realizada a principios de verano con Josito. Con un resultado aparentemente satisfactorio a simple vista pero incompleta si somos conocedores de las magnitud de la idea original.

El Espolón de los franceses es un largo espolón que asciende por la vertiente sureste de Peña Vieja, sus casi 1000 metros de escalada entorno al V+ son bastantes conocidos por los escaladores clásicos y románticos que gustan de escaladas con ambiente alpino.

Josito comienza el día de escalada en Peña Vieja

La cara Oeste del Picu Urriello es la mítica, la temida vertiente que desafía a cada vez más escaladores. De entre todas sus rutas, la Murciana 78 con sus 500 metros de escalada, convertida en una clásica de dificultad.

Y alguna más en mente que como os comenté originariamente, se quedaron en el tintero.

Aprovechando una suculenta oferta de principios de temporada Josito y yo ascendíamos por el teleférico de Fuente Dé a media tarde. Allí nos esperaba un todo terreno, sí, en la oferta estaba incluido el transporte y el alojamiento en el Refugio-Hotel de Aliva. Mal acostumbrados por nuestro trabajo de Guía de Montaña queríamos todo tipo de comodidad a la hora de la manutención y alojamiento y no pudimos resistirnos a semejante «ganga», aunque lo del todo terreno la verdad es que no nos hizo mucha gracia.

Sabíamos que el día siguiente iba a ser muy largo, mucho. Así que aprovechando que nos encontrábamos en soledad y nos dispusimos recuperar horas de sueño.

Amanecimos en la fría oscuridad de principios de verano, roímos los panes duros, vaciamos los termos de nuestros desayunos y rechupeteamos las mermeladas. La puerta que daba al exterior se abrió y empezó el show.

Nos encontrábamos ante la sorprendente tesitura de que ninguno de los dos había escalado ninguna de las rutas de escalada que teníamos en mente. Así que el día iba a ser de descubrimiento total.

Rápidamente nos encontramos a pie de la cresta, cuerda de 70 metros, cordino de 6 mm de 60 y un puñado de cintajos y friends. Empieza Josito, se ata a la cuerda y empieza a escalar en penumbras por un terreno poco definido, un poco por allí un poco por acá, una piedra que cae, un susto, pero vamos ascendiendo a buen ritmo. Después de 70 metros Josito hace una reunión, no tiene más material así que decide esperar para que pase al relevo.

Yo lo cojo con ganas, pues ya no me volveré a parar hasta encontrarme en la canal que da acceso a la arista cimera, muchos metros ya por encima y pasados ya los largos difíciles. Allí decidimos escalar sin cuerda, es terreno sencillo pero de ir con ojo. Un gran nevero aún cubre gran parte de la canal y tenemos que ir haciendo peripecias para poder seguir ascendiendo.

Lo mismo nos sucede en la arista, sencilla pero con cuidado. En menos de 3 horas estamos en la cumbre de Peña Vieja.

Nuestro siguiente objetivo, el Naranjo, nos exige hacer una transición larga andando. Transición que nos da algún que otro problema ya que encontramos muchos neveros aún en nuestro recorrido. Un poco de patinaje artístico, unos saltos de aquí para acá y en poco tiempo nos encontramos en la puerta del Refugio Urriello tomando una Cocacola junto a las demás cordadas que se disponían a escalar en la cara oeste.

Es como si no hubiera pasado nada, allí estamos y somos una cordada más.

Josito en la Murciana 78

Comienzo yo la escalada, el rollo ha cambiado, ahora hay que pensar en escalar y no en correr. Como no he hecho la Murciana y voy un poco embravecido y sin muchos miramientos, en vez de hacer travesía en el segundo largo tiro recto por la placa lisa de «Vivencias en solitario» sin percatarme de ello. El resultado fue un mega largo de casi 100 metros, sin apenas seguros, hasta la reunión en donde empiezan los largos de desplome difíciles.

Continúo escalando de primero, fuerzo todo lo que puedo en libre en el siguiente largo, 7c y en el siguiente, 7a. Josito toma el relevo cuando llegamos a las viras de la Rabadá.

En vez de continuar por la Murciana, tenemos la idea de terminar en la cumbre por la Rabadá-Navarro. Previa conversación y puesta en común de los objetivos del día y las posibilidades de éxito.

Bastante cansados llegamos a la cumbre del Naranjo, felices y satisfechos. Pero a mi se me quedó una espinita clavada que de vez en cuando me sangra…

Tendré que regresar y ver si es posible realizar el plan original.

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