Llevo ya algún tiempo intentando llenar el gran vacío que ha dejado en mí Groenlandia, este será el segundo año que no visito esta zona y lo añoro de veras. Y os puedo asegurar que es muy difícil encontrar algún lugar que asemeje los sentimientos que me aporta de alguna manera semejante tierra.
Es por ello que últimamente valoro más las escaladas por su entorno que por su dificultad. Necesito amplitud y silencio, soledad. Para nada me apetece las zonas masificadas o las tan de moda zonas de escaladas clásicas concurridas y os puedo asegurar que cada vez son más.


De esta forma y aprovechando de nuevo algunos días libres, nos desplazamos hacia la zona de la Península más estable meteorologicamente hablando. El Pedraforca y la Sierra del Cadí son aquellos lugares que siempre había tenido en mente pero que nunca habían cuadrado. Siempre quedaban relegados a un segundo plano por lugares y rutas aparentemente de mayor calidad. Y he de deciros que estaba muy equivocado.
PEDRAFORCA
Tan sólo había escalado un vez en esta montaña y fue en su cara sur. He de decir que el lugar siempre me ha gustado y me ha intrigado, desde la primera vez que lo visité de joven aunque no escalara y desde que leí el capítulo del Libro «Huellas profundas» de Agustín Faus sobre el Pedraforca y Lluís Estasen.

La cara norte del Pedraforca es una gran muralla caliza de apariencia intimidatoria. La pared tiene fama, no sé si merecida, de tener una roca rota y quebradiza. Y a medida que te acercas a ella te vas percatando que aunque las dimensiones de la muralla sean considerables, la surcan grandes y variadas repisas y es extraño encontrar continuas tiradas verticalidades, por contra, escalamos en un entorno y una soledad inigualables.
Cada vez es más difícil escalar en soledad, en armonía con en el entorno. No sé si me estoy haciendo viejo o es que cada vez somos más, pero detesto las multitudes he incluso la compañía en la misma pared. Es por ello que cada vez me alejo más de lugares concurridos, lugares de moda y me repliego en aquellas zonas en donde sé que la soledad está casi asegurada.
La aproximación a la cara norte es empinada, de las que más te vale llevar una camiseta de recambio para empezar a escalar. El comienzo de la ruta es característico, aunque he de recalcar que los primeros metros de la ruta de escalada corresponden a otra vía, si, la que vulgarmente se conoce como «Cerdá-Pokorski» es una combinación de tres rutas. La primera de ellas, hasta la vira herbosa característica, la segunda parte, la correspondiente a la propia vía y la salida por la clásica «Pany».

Para encontrar toda la información de la vía podéis visitar: La noche del Loro
Como ya está todo escrito y más que sabido os voy a recalcar lo que nadie tiene en consideración, los metros finales de salida por la «Pany». En las diferente fuentes de información que podemos encontrar nos dan detalle hasta el final de la ruta, pero la gran mayoría de ellos dejan de una forma muy ambigua la salida: «Terreno fácil por la Pany».

He de deciros que para terminar la pared airosos hay que tener bastante instinto, el terreno puede llegar a ser confuso y es la zona en donde la roca está más rota. Una vez en la última reunión encontramos a nuestra derecha dos canales, nosotros salimos sin cuerdas hacia la canal de más a la derecha, la más estrecha. He de deciros que hay que estar «muy al loro» si optamos por esta modalidad y nosotros la volvíamos a sacar en un pequeño nicho en donde encontramos un buril para montar reunión, en donde la canal se estrecha. De aquí escalamos la canal con algún bloque empotrado y algún clavo y puente de roca hasta salir a un pequeño collado. Descendímos unos metros por una vira hasta la base de una marcada fisura. Desde aquí en un largo de cuerda de 60 metros y con tendencia hacia la izquierda, algún puente de roca y clavo podemos montar la última reunión a la vista ya de los famosos puntos rojos que indican la larga bajada (al principio la cosa no está para correr).

SIERRA DEL CADÍ
Como terminamos muy pronto de escalar en el Pedraforca quisimos aprovechar la tarde e ir a Andorra a «bichera» algo de material de montaña. Tras los 12 pavos de peaje de los túneles del Cadí pudimos contemplar el estado de la sierra. Como este año ha sido muy seco suponíamos que las canales de bajada estaban secas, pero no, tenía bastante nieve pese al año y la época.
Aún así decidimos que una forma u otra bajaríamos por aquellas canales, no debía ser tan difícil….

He de deciros que la vía es espectacularmente buena, el entorno es insuperable, si no habéis escalada en Dolomitas nuca, esto es lo más parecido. Y aunque presenta algún lugar de roca muy rota, es muy diferente a la anterior. Mucho más mantenida y exigente.
Una vez más tenéis toda la info en: ESCALATRONCS




Una vez más la información del descenso en la diferentes fuentes de información es un poco ambígua. Aunque encontremos esta señalizada con hitos hay que estar muy, muy «al loro«. Se torna cada vez más delicada a medida que nos acercamos a la Canal Cristal, una alternativa es destrepar por las canales de la izquierda (pinos) a buscar la salida de dicha canal en vez de bajara a buscar esta. Esta opción es especialmente recomendada si hay nieve en el descenso, aunque por el margen izquierdo del nevero podemos descender bastantes metros hasta que este pierde inclinación. Si nos fijamos bien, podemos encontrar algún clavo para hacer algún rapel de fortuna.

En definitiva, dos actividades muy completas, en soledad absoluta y que te dejan una buena sensación de haber realizado unas actividades muy alpinas.