Había transcurrido ya algún tiempo desde la última vez que la «Pija gastronómica» y yo salíamos juntos unos días seguidos a escalar. De hecho, sin saber muy bien nuestro destino nos dispusimos a preparar todos los complementos necesarios para marchar.
Y mira por donde, estos días se convirtieron en unos de exploración y descubrimiento de nuevos y gratos lugares para la práctica de la escalada, amén de el descubrimiento de nuevos sabores y delicatessen a cargo de los diferentes lugares gastronómicos que fuimos visitando.
Y es que viajar con la «Pija Gastronómica» es sinónimo del buen comer, del buen beber y de la buena compañía.
Se podría decir que somos gotas gemelas en lo que se refiere al exquisito paladar y las exigencias. Y mientras yo me rebano el cerebro para encontrar lugares de escalada nuevos que cumplan las no menos numerosas lista de exigencias que buscamos, ella por su parte, se dedica a sondear la diferente información en lo relacionado al «buen comer» que recopila tras horas de estudio y a dejarse llevar por su «sexto sentido» que tan bien nos aconseja en este y otros temas.
De esta manera como podrá comprender el lector, esta entrada no sólo tratará de informar de nuestra actividad deportiva. Si no que inevitablemente habrá un aporte de información adicional sobre la no menos activa actividad gastronómica.
Los días no podían empezar en otro lugar que no fueran en la escuela de escalada de Recuevas, Palencia. Por mi parte no me importaba volver a visitar esta bonita y tranquila zona en donde escalaríamos en completa soledad y por la parte que corresponde a Oli, la «Pija«, tenía una cuenta pendiente que le perturbada la tranquilidad y la incomodaba bastante. Que se le resistía pese haber estado a punto de conseguirlo en otras visitas a la zona, cenar en el restaurante Ticiano situado en la próximo pueblo de Villallano.
He de deciros que las exquisiteces de los manjares que aquí se sirven son el broche final perfecto para un día de escalada. Situación que se antoja más aún favorable con los idílicos lugares que encontramos para dormir con nuestra furgoneta.
Pero nosotros habíamos venido a escalar, pese lo que podáis llegar a pensar, así que nos pusimos a investigar para encontrar nuevos lugares que satisfaccieran nuestras exigencias. La número uno, tranquilidad, la dos, bonitos paisajes y por último, la tres, vías de escalada para disfrutar los dos.
Para esta labor de investigación y exploración una herramienta fundamental es la «Guía de dónde escalar en España, ed. Desnivel» un magnífico trabajo que se torna indispensable para cualquier escalador inquieto.
De esta manera decidimos visitar, está vez ya en territorio Cántabro, dos zonas de arenisca situadas muy próxima la una de la otra: Torina y Somahoz. Y he de deciros que ambas cumplieron con creces nuestras estrictas exigencias.
TORINA
Sorprendente escuela de escalada, enclavada en un entorno espectacular. No cuenta con muchas vías de escalada, pero son suficientes para un día completo. Podemos encontrar toda la información en el siguiente enlace: Torina.
Nosotros escalamos, en completa soledad, la selección propuesta por los lugareños de la zona. Y añadí alguna más que no me defraudó.
Si tuviera que dar alguna nota más os aconsejaría aparcar un poco antes del lugar propuesto en la información, creo que es una aberración el dejar el coche en semejante lugar. Existe un anchurón en donde caben perfectamente unos coches y apenas se incrementan unos minutos más la aproximación. Sobre las vías de escalada, deciros que me sorprendieron. La arenisca es de calidad y la escalada se desarrolla generalmente sobre buen canto, superando atléticamente grandes techos. En la vía «Torina’s reallity» existen cintas fijas, están sulfatadas y resulta casi imposible utilizarlas. Por lo demás es una vía superbonita y fotogénica, es una pena que sea tan cortita. Quizás las vías que más me gustaron fueron «Pilar Central 6b», «Piloto automático 6c» y «Signatus 7a». Aunque como he dicho las demás también merecen ser escaladas.
Para rematar el día la «Pija Gatronómica» se pone manos a la obra. Y pese a algunas tensiones e indecisiones vamos a parar a buen puerto y cenamos en el restaurante «8 de Abril» en la cercana localidad de Los Corrales de Buelna. Que si bien no tenía el glamour del restaurante de la noche anterior, servían un «Cachopo» digno de ser saboreado. Os recomiendo el relleno de Cecina y rollo de queso de cabra…
SOMAHOZ
Muy bonita escuela de escalada enclavada en el interior de un frondoso bosque. Es un largo farallón de roca arenisca que se extiende a media ladera durante varios centenares de metros.
Las primeras vías quizás os dejen un poco indiferentes, tendréis que andar durante un tiempo para encontrar las mejores y más largas líneas.
El día anterior a visitar esta zona habíamos coincidido con unos chicos que nos aconsejaron algunas líneas para escalar. Y he de deciros que pese a desanimarme un poco al principio, me fui entonando a medida que me adentraba en el bosque y afloraban los monolitos rocosos. Nosotros escalamos las más que aconsejables rutas: «Máquina total 6a+», «Harakiri 6a», «Los colmillos 6c», «Caradura 6b», «Sílice 7a», «Oeste 6c», «Implacable 6c», etc.
Todas ellas muy buenas, sobre magnífica roca arenisca y formaciones sorprendentes. No existen croquis de la zona pero todas las vías tienen una piedra sikada al inicio con el nombre y el grado.
Para terminar la tourne gastro-escalatoria paramos a finiquitar el día en el restaurante «Fleming». Buen trato, buen entorno y buen comer.
Sobreescalada 