Por: Curro González, sobreescalada.com
Video en: Siberia
En la actualidad Siberia está de moda y no es de extrañar, pocas veces he visitado un lugar tan bello y tan salvaje.
Pero sobre todo, lo que está de moda, es el peso de la palabra «Siberia». Lo que conlleva y lo que presuponemos ante el significado de esta. Aunque vayamos a «marear la perdiz», pero es Siberia.
Últimamente afloran «grandes expediciones polares» al lago Baikal. Con esquís, con patines, andando, buceando, da lo mismo lo que hagamos y la modalidad que empleemos, es Siberia y vende mucho.
Escaladas en hielo a «pie de carretera» en la salvaje Siberia, noches en cámaras frigoríficas bajo un cielo estrellado de embutidos para prepararnos para Siberia, entrenamiento específico de fuerza para arrastrar la pulka en Siberia, esto es la «Ostia» y los patrocinadores y el público en general se vuelven «locos».

En el 2008 visité por primera vez Siberia, no había información, no había constancia de ninguna inquietud «alpinística» por parte de Españoles (y mucho menos en invierno) y a las personas que le facilitamos información de nuestro viaje no quisieron saber nada.
Pero aún así fuimos. En nuestras pulkas llevábamos una motosierra, un hacha y un rifle. Comíamos tocíno y Urugallo, dormíamos con un ojo abierto por las manadas de lobos. Tumbábamos árboles para calentarnos y poder sobrevivir a los -50ºC de cada noche y mantenerse vivo durante la estancia en la entrañas del bosque y las montañas era ya un reto en si.
Para mí esto es Siberia.
En pocas ocasiones me he sentido tan en consonancia con el medio en el que estaba. En pocas ocasiones he tenido que luchar tanto para poder sobrevivir, diariamente. Tanto que la escalada, el motivo por el cual visitamos la zona, quedó relegado a un segundo plano. Y en pocas ocasiones he regresado tan pleno y satisfecho de un lugar, no por la «actividad deportiva», si no por la vivencia.
Supongo, que dormir un par de noches en cámaras frigoríficas, es más que suficiente para enfrentarte a todo esto.

Os dejo un pequeño relato de lo que fue nuestro viaje a Siberia:
«Salimos el día 21 de febrero de Madrid, Gerard, Vicent y yo, hacia Moscú. Para más tarde volar hacia la región de chita, a medida que sobre volábamos diferentes regiones, estas se iban tornando blancas y los lagos se veían como inmensas pistas de patinaje en hielo. Al aterrizar en Chita, nos dimos cuenta pronto, de lo difícil que iba a ser esta expedición, -27ºC en el aeropuerto, temperaturas sin duda que diferían con las de Madrid, 9ºC .
Después de varias horas de preparativos y de discusiones sobre el material a llevar comenzamos el viaje. Una complicada aproximación en camión de dos días, por ríos congelados y caminos impracticables por la república de Buriata. Esta república, se encuentra en el centro de Asia, las severas condiciones del clima de esta región se debe sin duda a la elevada latitud, y a la ausencia de influencias marítimas, encontrando inviernos largos y muy, muy fríos.

Nos dirigíamos a la montaña más elevada de la cordillera de Muisky, el Muisky Gigante con una altura 3067 m, según algunos mapas.
El primer día comenzó a las 5 horas, después de una calurosa noche, somos 7 personas y el chofer.
El comienzo del camino es cómodo, primero carretera hasta la frontera con la república de Buriata, luego por pista de tierra en buenas condiciones. Por el camino podemos ver algunas ofrendas budistas, es común lanzar 1 rublo al aire por encima de estas ofrendas.
Paramos algunas veces más, en la aldea de “Talou ba”, se registra -40ºC. “Bag da rim” es la próxima aldea habitada, más de 200 km deshabitados de bosques de hayas, abedules y pinos separan estas aldeas.


El camino se transforma en río, y este en lecho, conducimos por la gargantas profundas del río “Chipi Kam”, la anchura de este río se transforma en una amplia autopista, por donde progresamos a altas velocidades, con vistas espectaculares.
El camino va saltando de ríos a lagos congelados, y viceversa, y se encajona entre grandes rodadas de camiones entre el bosque de hayas. Dos veces a punto de volcar, otras atascado hasta los bajos, pero seguimos camino “pa`lante”.
A las 22 horas llegamos, tras 700 km y 17 horas de camino, a las aguas termales de hot spring. La cena y la cabaña es compartida con un gran grupo de rusos alcohólicos, noche larga y peculiar.

Desayuno a base de ñokis y grasa, el té de unos, y el vodka de otros, ayudan a tragar este suculento manjar.
La cara de sorprendidos, de los rusos, al ver que Vicent y yo bebemos agua fría, no hace otra cosa que recordarnos, lo difícil que es en estos parajes, mantener el cuerpo caliente.
Una vez en marcha en poco tiempo llegamos a “Va quit”, la última aldea habitada que vamos ha encontrar, desde aquí, algo más de 160 km hasta llegar al Cb del Muisky.
Llegamos a la cabaña de los cazadores, lugar de pernocta, sobre las 19 horas, esta, está situada en el camino que lleva a Chara, pequeña aldea que se encuentra más arriba, con el cruce del río “Van Uvika”. Por este río haremos la aproximación durante tres días hasta llegar al CB del Muisky.
Para acceder a su campo base, tuvimos que hacer una travesía durante tres días de unos 60 km, arrastrando las pulkas por el río congelado “Van Uvika”, con temperaturas que rondaban con frecuencia los -40ºC, y soportando fuertes vientos, que no hacían otra cosa, que aumentar la sensación térmica.

Desde 1975-76, la primera ascensión al muisky, han ascendido 5 expediciones.
Cuatro en verano, tres por la cara sur considerada la normal (se considera la menos difícil) y otra por la cara Este. Solamente tiene una ascensión en invierno, y es por la cara sur, tras ocho días de asedio fijando cuerdas.
Nosotros éramos los primeros extranjeros en visitar la zona, y la segunda expedición que intentaba el Muisky en invierno.

Una vez en el campo base, y montado el campo 1, nos dimos cuenta de que iba a ser imposible para nosotros poder realizar una apertura en la cara este del muisky. Ya que las mínimas registradas durante varios días fueron entorno a los -47ºC , acompañados de fuertes vientos y precipitaciones en forma de nieve.
Aún así, no nos dimos por vencidos y rodeamos el Muisky hasta colocarnos justo debajo de su cara Sur, la idea era ascender en estilo alpino y rápidamente.
El Domingo 2 de Marzo nos levantamos a las 5 de la mañana, intentamos desayunar, el frío es muy intenso, el termómetro se ha congelado – 50ºC, el gas también. En los años que llevo haciendo expediciones invernales, jamás había visto algo igual:
“La vida se torna muy difícil en esta pequeña tienda congelada, esta todo húmedo, mojado, congelado. Los sacos, la tienda, mis pantalones, mis guantes, mi cuerpo,..”

A las 8:30 decidimos abandonar el Muisky…
Nos decantamos entonces por picos secundarios que rodean el muisky. Las montañas tienen hasta 700 metros de desnivel, de forma muy parecida a picos que podemos encontrar en Patagonia, con muchas posibilidades para la apertura de nuevos bigwall.
Así, ascendimos un pico virgen, de unos 2700 metros, bautizado “pico Casteldefells” por la vía “Salo 400 metros 70º M4” (salo en ruso significa tocino blanco, comida que nos ayudaba con su grasa a combatir el frío).

Descripción: Ubicado a la izquierda del collado del pico zorro.
Hay que ascender por unas palas de nieve y hielo, algún resalte máx. 70º, para después flanquear por terreno sencillo 50º hasta la base de unas goulottes. Ascendemos por la izquierda, en terreno mixto IV+ hasta la base de dos corredores en “Y”.
Nosotros ascendimos por la derecha máx. 70º y M4. Una vez ganada la arista, y por terreno más sencillo, ascender hasta la cumbre por terreno mixto, máx IV+. La bajada se realiza por el mismo itinerario de ascenso, combinando rápeles y destrepes.

Después de unas intensas nevadas decidimos descender hasta el río e intentar ascender otro pico sin nombre, de unos 2600 m. Así nació aprovechando una pequeña ventana de buen tiempo, la vía “Cor 1100 metros 60º IV+”.
Descripción: Ascendemos durante 1.100 metros el corredor SW, con una inclinación constante de 60º y con pasos aislados en roca de IV+. En la cumbre nos damos cuenta que no somos los primeros en ascender a esta montaña, tal vez si los primeros en ascenderlo en invierno. La bajada la hacemos penando entre grandes bloques siguiendo el torrente que forma el valle del margen derecho de la montaña.

Esta fue la última oportunidad de la cual dispusimos, el tiempo siguió empeorando, y los días se nos terminaron más pronto de lo que hubiéramos querido.»