

Por: Curro González, sobreescalada.com
Los que seguís este blog sabéis sobradamente que tengo predilección por la Sierra del Rincón, concretamente por la montaña denominada Pico de la Cabra.
Me parece un lugar salvaje y solitario, con mucha aura de gran pared y agreste paisaje que, en las contadas ocasiones en las que se viste de blanco, adquiere una inmensidad que te deja perplejo dadas sus modestas dimensiones.
Son numerosas las veces en las que he visitado la zona; en esta ocasión quería realizar una divertida actividad que combinara el correr por la montaña y la escalada.
Nunca pensé que el silencio pudiera sonar tan amenazante, pero ahí estaba yo, enriscado como un gato callejero en la escarpada y salvaje cara noroeste del Pico de la Cabra, esa mole de roca que parece haber sido diseñada por un geólogo con problemas personales.
A mi alrededor, la inmensidad del paisaje se extendía en todas direcciones, como un documental de National Geographic, pero sin la voz tranquilizadora de David Attenborough. En su lugar, solo tenía el zumbido del viento, el eco de alguna piedra que caía a lo lejos y, sobre todo, esa nube negra del tamaño de una provincia pequeña que se acercaba con la delicadeza de un toro en una cristalería.
—Buena idea, dijiste —me reproché a mí mismo, hablando en voz alta porque cuando uno está solo en la montaña, empieza a discutir consigo mismo y a perder todas las discusiones—. ¡Haz una ruta diferente, decías! ¡»Virgen”! ¡Más vertical! ¡Sí corres te dará tiempo!

Las rocas, traicioneras y húmedas, me observaban como si supieran algo que yo no. Como si estuvieran esperando el momento perfecto para lanzarme al vacío con una pequeña risita de granito. La soledad era total. Tan total que me di cuenta de que si gritaba y caía, mi eco me haría burla durante unos segundos antes de ser tragado por el abismo.
Y entonces, la tormenta rugió.

No empezó, rugió. Como si el cielo hubiera estado esperando su entrada triunfal. El viento me dio una bofetada sonora, las primeras gotas me pegaron como si alguien hubiera abierto una ducha en modo “tormenta vengativa”, y allí me quedé, pegado a la pared, como un sticker humano con cara de arrepentimiento.
Fue en ese momento, colgado entre la roca, el cielo enfurecido y mi dignidad hecha polvo, que entendí el verdadero significado de la palabra “enriscado”: es ese estado filosófico-existencial en el que te preguntas si deberías haber elegido una vida más tranquila, como la de jardinero zen o crítico de sopas tibias.
Foto: el comienzo de la escalada
Pero también entendí otra cosa: que a pesar del miedo, del frío, de la roca puntiaguda incrustada en sitios que no deberían ser mencionados, había una belleza cruda en todo eso. Una especie de comunión salvaje con la montaña.
Y justo cuando pensaba eso… ¡zas! Un trueno me recordó que la poesía también moja, y mucho.

Datos de la actividad

En color azul la escalada invernal «Filomena 200 m 50º M3» y en rojo, la escalada en roca «Crítico de sopas tibias 200 m V».
Si quieres más información de la zona
Filomena 200 m 50º M3, nueva vía en el Pico de la Cabra (Sierra del Rincón)
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Leer másLa ruta aprovecha un escarpado espolón rocoso característico del margen izquierdo de la pared, que nos deposita en la base de un compacto muro de 45 metros.
Escalaremos el muro en una preciosa escalada semivertical de buenas presas y en general, buena calidad de roca. En ocasiones, tan compacta que nos resultará imposible asegurarnos.
Tras superar el muro (buenos emplazamientos para montar reunión), retomaremos el espolón rocoso, que nos depara unos aéreos movimientos para superar alguna pequeña panza.
Tras finalizar las dificultades, retomaremos el precioso cordal hasta la cumbre del Pico de la Cabra.
Aproximación

La escalada se realiza en el denominado Pie Bajero, para llegar hasta él deberemos tomar la pista forestal que sale de la carretera M-130 en dirección el Collado de la Tiesa. Desde aquí continuaremos por la pista central hasta su finalización.
Continuaremos a media ladera sin perder altura, hasta la canal evidente que desciende de las paredes, el acceso a pie de vía se realiza por el margen izquierdo.
El descenso, retomaremos el cordal de la serranía hasta la cumbre del Pico de la Cabra, para más tarde descender por la normal hasta el Puerto de la Puebla.
Descarga el track (Ojo que es aproximado)
Más alternativas en el Pie Bajero

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