Y es que llevaba tanto tiempo sin ir al Circo de Gredos que me entró en ansia y las quise hacer todas…
Y si bien la gran mayoría de los risco citados en el anunciado los realizamos en una larga jornada, he de deciros que la información que os detallo sobre el Almanzor no es de estos días. He aprovechado para dejaros la información de una nueva vía de escalada en roca que abrimos durante el I Encuentro de Escaladores del Circo de Gredos.

“3 GENERACIONES”. Cara Este y Noreste. MD.Sup. 6b. 160m.
Apertura: 14 de septiembre de 2013. Curro González, Alvaro Duque y David Suela.
Material: Juego de friends. Microfriends repetidos.
Largo itinerario que comienza en un marcado espolón y que supera en escalada expuesta la placa situada en el paño derecho del “Diedro Esteras”. Tras llegar a la terraza donde finaliza el espolón, busca la manera lógica de ascender por el sistema de diedros y placas que llevan a la cumbre de la montaña.
En el tercer largo presenta una variante, que transita por un vertical y elegante diedro limpio con orientación oeste y que fue abierta el 19 de agosto de 2015 por Manu San Segundo y David de Esteban Resino.
Info: «Paralelo 66«
Ahora si, como os he comentado Borja Rodeiro y el que suscribe marchamos hacia el Circo de Gredos en busca de tranquilidad y escalada. Y vaya si lo encontramos, pues anduvimos solo por dos días. Era justo que lo buscábamos, bueno eso e hincharnos a escalar.
Así que el viernes a la noche nos emplazamos en el restaurante «La Galana» en Hoyos del Espino. No estábamos allí por casualidad, es un lugar que regento desde hace ya demasiados años y es cobijo de numerosos amigos.
Hacía tanto que no iba por estos lugares que al final «nos cogió la noche» entre cervezas artesanas de doble malta y suculentos aperitivos. Todo ello amenizado, por supuesto, de largas charlas y risas sobre el pasado, presente y futuro.

Es un consuelo ver que los excesos no sólo pasan factura a las personas de mediana edad, así que ambos (Borja y yo) nos levantamos con el fresco que ofrecen las montañas a las 7 de la mañana con una peculiar resaca y una inagotable fuente de gases que seguramente provenía de la segunda fermentación de los litros de cerveza de doble malta.
Amenizados por el «redoble de tambores» que emanaban de nuestros bajos, acometimos la larga y penosa aproximación cargados con todo lo necesario para pasar una noche entre las agujas graníticas del Circo de Gredos. Nos apetecía estar aislados del tumulto que se concentra en los alrededores del Refugio Elola y era la única manera de permanecer lejos de aquel lugar.
Inevitablemente debería pasar por aquel edificio ya que mi gran y viejo amigo Oscar Morales, responsable y guarda de aquel refugio, estaba allí. Tenía la esperanza de arrancarle del interior de aquel lugar y llevarlo a escalar, pero parece que los horarios de mañana no son buenos para la actividad deportiva. Más aún si la noche anterior te has dejado llevar «por el lado oscuro» y te has acostado a altas horas de la noche. Él, más sabio que nosotros, aún yacía en el interior de su habitación al llegar al Refugio.
Así que, tras un café y un respiro continuamos hacia las Agujas Rojas.
AGUJAS ROJAS

Más que Agujas son agujitas ya que por mucho que se empeñen los diferentes autores de reseñas y libros de escalada, las rutas se hacen en un largo de cuerda. La escasa altura no resta interés al lugar, ya que hay unas vistas espectaculares al Circo de Gredos amén de un silencio sepulcral y soledad absoluta.
Es por ello que algunas líneas se encuentren sucias y algo abandonadas, es lo que tiene la alta montaña y el terreno de aventura.
Siguiendo el consejo que encontré entre las hojas del libro «Las 100 mejores escaladas de la zona centro» hicimos una selección de algunas rutas que podríamos ir escalando a medida que nos desplazábamos entre las monolíticas paredes de roca.

Para no andar con todos los trastos de un lado a otro decidimos dejar un depósito al comenzar la ancha canal de aproximación a las Agujas. Allí se quedaba la cena, el desayuno, los sacos de dormir, las esterillas y demás. Subiríamos con lo necesario para escalar, unos litros de agua y algo en donde hincar el diente.
La primera vía que escalamos fue en la Punta Esther, el Diedro de los Campbell. Abierta por unos grandes amigos, Carlos Gallego y Miguel Ángel Vidal allá por 1982. Si trepamos unos metros hasta una repisa con un clavo podremos realizar la vía en un largo. Esta vía es una pequeña joya, una delicatessen para escaladores de paladar fino.
El descenso se hace en un rapel desde la misma cumbre. Spits, cordino y maillones.

Antes de abandonar las Agujas Rojas queríamos escalar otra ruta, famosa ruta diría yo. El Diedro de los Guías, abierta de nuevo por Carlos Gallego y compañía en el mismo 1982. La placa de inicio es espectacular y decidí hacer la entrada directa, que si bien es bastante más compleja (7a) ofrece una escalda técnica y sostenida muy bonita.
Existe equipamiento fijo, un buril de 1982 y tres clavos (dos de ellos se mueven con la mano) así que es mejor templar los nervios. Lo más difícil son los primeros metros, luego se disfruta. Si se gestiona bien el rozamiento de la cuerda se puede hacer en un largo. Se desciende destrepando por el espaldar o por la canal de nuestra izquierda, ojo!
El calor empezaba a apretar, así que nos desplazamos hacia la Punta Esperanza antes de que fuera insufrible. Más o menos por terreno cómodo se puede ir por una «repisa» hasta el Ameal de Pablo.
PUNTA ESPERANZA
La Punta Esperanza es una esbelta Aguja granítica que solo tiene acceso a su punto más elevado escalando. Suficiente, no?

Finalmente me decidí por la izquierda y menudo acierto ! Espectacular vía la abrieron el Bolo y Dani, «Achille Talon 70m 7b». Primer largo por la fisura de la izquierda de la conocida «Fisura del Aguero», simplemente espectacular. Segundo en placa técnica y paso difícil.
Con los pies machacados y abrasados por el sol nos quedan pocas ganas de continuar, pero nos armamos de valor y nos dirigimos al Risco Moreno.
RISCO MORENO
Aquí teníamos claro cual íbamos a escalar, la archiconocida «Kenia«. Y es que a pesar de mis mil y una visitas al Circo de Gredos me quedaban por escalar las grandes clásicas de roca del lugar.


Yo estaba reventado y tenía los pies muy doloridos, había apretado de veras en la Punta Esperanza, así que le cedí el turno a Borja que gustosamente haría toda la vía de primero. Así podría escalar con la comodidad que aportan las zapatillas en vez los apretados Pies de Gato.
La ruta es bonita y tiene algunos pasajes muy bellos en un ambiente inigualable. Empalmamos largos y finalmente hicimos dos y medio. Se desciende sin problemas por la vía.
Se estaba haciendo tarde, pero aún había mucha luz. El sol y el calor nos habían pasado factura y aunque una vez que ganabas altura la brisa era fresca al bajar y sobre todo en las transiciones, era sofocante. Miramos de reojo a la vecina «Alaska» y nos fuimos al Ameal de Pablo.
Si continuamos por la «repisa» que se intuye desde el comienzo de las Agujas Rojas nos vamos adentrando en el Ameal. Tanto es así que aparecemos en las primeras reuniones de las vías de escalada, tan solo hay que rapelar al suelo para comenzar a escalar.

Cansados decidimos dejar todo el material en la base del Ameal de Pablo y descender a recuperar el material para vivaquear y comer, al día siguiente escalaríamos «Lágrimas negras 140 m 7a» espectacular ruta. Pero eso es ya otra historia.



Un buen lugar en donde recopilar información detallada de estas y otras rutas es el blog de Joaquín, «Cuaderno de líneas«.