Riglos, Mallo Frechín. Los tacones rosas de la tía Gloria

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Yo iría un poco más lejos y diría que es el único que es capaz de tropezar infinitamente, entrando en bucle.

En el mismo día en el que Josito se marchaba de Riglos, después de escalar unos días juntos, venían en mi encuentro Oli y Borja. Yo sólo tenía que esperarlos quietecito, sin liarla, hasta que llegaran. Hacía una tarde primaveral que incitaba a perderse por los mallos y a retomar viejos proyectos, pero sin embargo me porté bien y me quedé relajado contemplando el lugar.

Oli se quedará conmigo escalando el resto de días hasta regresar a casa, pero Borja viene solamente para escalar en el día. Bendita juventud y bendita motivación.

Borja en la vía del Taco

Al poco de hacerse oscuro, cuando cayó la noche fría, aparecieron los focos de los coches serpenteando por el camino. Y en un abrir y cerrar los ojos estábamos devorando unos bocadillos de longaniza con queso y «pan tumaca» que previamente había encargado en el refugio.

Oli, «la pija gastronómica», es de paladar fino. Tanto para el buen comer como para el buen beber. Y aunque físicamente sea indestructible, en lo relacionado al digestivo anda un poco «tocada». Algo que sobradamente ya conocemos pero que por momentos se olvida.

Oli en el largo de 6b+

No entiendo como la Longaniza, ese «manjar de dioses», puede hacer daño a alguien. Pero a Oli, la pobriña, la dejó KO para esa noche y para el día siguiente.»Bienvenidos a Riglos !» decía la Longaniza.

Al día siguiente nos fuimos a escalar al Frechín, reunía todos los factores para ser candidato. Así que nos decidimos por escalar la ya reseñada vía de escalada.

Cuchillo, Frechín y Visera

Y es aquí en donde yo, en este caso, vuelvo a tropezar de nuevo. Ya que los encargados de reequipar y equipar la ruta elegida son los mismos autores que en la «Luis Villar». A sabiendas de ello accedo a escalar esta ruta para conocer los tres nuevos largos equipados que dan acceso a la cumbre del Frechín.

La vía empieza por la reequipada «Canal de la Rosaleda» para continuar por la reequipada «Vía del taco». Ya no voy a entrar en más detalles al respecto, la tónica sigue siendo la misma, parabolts «a metro». Y aunque son rutas abiertas en los años 60 y 70 parece que ahora, con esta regresión del material que hemos sufrido, necesitamos de más puntos extra de aseguramiento.

Reseña refugio Riglos

La parte nueva, la que da salida al torreón final del Frechín, tiene equipados tres nuevos largos de escalada 6b+,6a+ y 6a?. Y para ser justos y no faltar a la verdad he de decir que me gustaron. Siguen la misma tónica de equipamiento, pero lo respeto al ser un trazado nuevo. La única pega que tiene es que pasa al lado de un buitrera utilizada para la puesta y cría, estaría bien respetar la época de nidificación.

Para que le saliera a cuento el viaje a el «motivado», Borja, le dejamos que hiciera todos los largos de primero. Oli porque seguía encontrándose mal y yo para que disfrutara el «animalico». Pero ya me estaba empezando a mosquear, llevaba tres días escalando y aún no me había puesto los pies de gato. Escalaba en zapatillas y aunque iba muy cómodo, ya me estaba apeteciendo apretar.

Así que esa misma tarde Oli y yo nos fuimos a Etxauri.

Menua calor….

2 comentarios en “Riglos, Mallo Frechín. Los tacones rosas de la tía Gloria

  1. Cómo mengusta leer este blog, cada post es un regalito, tanto por la rica información y experiencia como por la gracia y frescura del escribir, pero si ya encima por ahí ando, más gracia aún. Día de mieditos el de Riglos, sujestionados e imaginarios, aunque sigo pensando que sólo en parte, porque a veces los bolos «caen», pero tengo que decir que esos últimos tres largos fueron preciosos. Pena del huevo huérfano momentáneamente por nuestra presencia, aunque nos dimos toda la prisa posible, pero si, ahora que sabemos que hay un huevo allí, tenemos que respetar esta época de cría. Por lo demás, a mi como siempre, lo que más me cuesta de escalar en vías largas es la vuelta…y así fue una vez más. Pero he de volver y reponerme a los bolos que se caen. Me encantan los días de deriva escalatriz.

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    1. Pues habrá que regresar a bailar con los bolos.

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