

Por: Curro González, sobreescalada.com
La Pared de l’Aeri es, con sus casi trescientos metros, la más impresionante de las paredes que forman la muralla norte de Montserrat. Su altura, verticalidad y sobretodo, la enorme dimensión que toma el escudo central, plano y continuo, sin apenas irregularidad que lo interrumpa, son atractivos inexcusables para cualquier montserratino que se precie.
En ésta, quizá la pared reina, destaca una vía de gran categoría, de estético recorrido, aérea, difícil y bonita, sin duda una de las escaladas más populares y célebres del macizo.
La vía Valentín Casanovas sigue las debilidades de la parte centroderecha de la muralla, para enlazar en su parte superior, con una estética y atlética bavaresa de 50 m, toda una referencia en Montserrat. El final de la vía, presenta un corto pasaje, una angosta chimenea desplomada, donde tendremos que pelear reptando de mala manera para salir airosos de la prueba.
«Las 100 mejores escaladas de Cataluña, Pep Soldevila»

Hubo un tiempo (de chaval) en que mi forma de vida era muy parecida a la de un ser nómada, y aunque tenía una residencia a la cual regresar si se terciaba, pasaba largas estancias fuera de ella.
Vagaba con mi furgoneta escalando, de un sitio a otro, con unos amigos u otros, sin importar el tiempo de desplazamiento, el lugar y el objetivo.
Fue una etapa muy intensa, con el único objetivo en la vida que escalar, ir realizando una tras otra aquellas escaladas que me proponía. No eran grandes gestas, pero pude realizar una inmensa mayoría (por no decir todas y cada una de ellas) de las escaladas que recogían algunas de las guías de escalada que por entonces eran mi santo Grial.
Las zonas de escalada que recogían estas guías eran muy variopintas, pero básicamente me movía por tres grandes lugares: Picos de Europa, Pirineos y Levante.

Una de estas guías de escalada que tenía de referencia, era la conocida por entonces: «Las 100 mejores escaladas de Cataluña, Ed. Barrabes. Pep Soldevila». Que tuve muy presente en mis largas estancias por aquella comunidad y en donde pude realizar todas las propuestas, a excepción de las que aparecían en Mallorca.

A propósito de la bavaresa de 50 metros, cuenta la historia que su valiente aperturista, habiendo agotado la cuerda y las fuerzas, y habilidades en medio de la fisura sin material adecuado para protegerse, tuvo la genial idea de quitarse la cinta bandolera en la que transportaba el material, y sacudiéndola dentro de la fisura consiguió que quedara empotrada precariamente en ella, y abandonandose a su suerte, se cogió del inseguro artilugio para empezar a burilar sin más la reunión…
«Las 100 mejores escaladas de Cataluña, Pep Soldevila»
Como no podía ser de otra forma, en mis escaladas me acompañaban siempre grandes amigos, compañeros de sufrimiento y aprendizaje, que de alguna manera embaucaba o se dejaban embaucar en mi «gran gesta de escalar todos los días grandes paredes».
De esta forma conseguíamos semanas muy intensas, en donde no era extraño escalar en Montserrat, Riglos, Ordesa, Valle de Ansó, Midi d’Ossau… y vuelta a empezar en esos 7 días, sin descanso ni tregua.


De todas las rutas de escalada propuestas en la citada guía, había una de ella que me atraía enormemente. Se encontraba ubicada en Montserrat Norte, en la conocida y temible Pared del Aeri.
Aún guardo un muy grato recuerdo de aquella escalada, como nos sentimos al principio un poco intimidados por la apariencia inexpugnable de la pared, y como resolvimos los largos con cierta elegancia. A excepción del último de ellos, claro…

Es una vía espectacular, con una fama del todo merecida y que obliga a escalar de principio a fin.
Se trata de un recorrido atrevido, vertical y mantenido, que va buscando las debilidades de la roca para escalar lo máximo posible en libre. Aunque el grado obligado no supera el 6a, es necesario tener este grado bien consolidado e ir bien de finura montserratina, ya que hay varios tramos de V+ con mucho aire entre seguros.

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