Por: Curro González, sobreescalada.com
La sierra de la Cabrera se abre como un umbral entre lo tangible y lo secreto: raíces que aún buscan agua y susurros de viento que parece saber más de lo que cuenta.
Con el inicio de temporada de escalada, las paredes despiertan un pulso antiguo, una invitación a medir el miedo y convertirlo en impulso.
En los lugares solitarios y olvidados, donde el silencio se acumula como polvo en las fisuras, uno aprende a escuchar lo que la sierra no dice con la boca, sino con el temblor de la incertidumbre y la respiración sostenida.
Son rincones que guardan memorias de rutas trenzadas por manos que dejaron huellas y por días que no pasaron en vano.
Y, entre escalada y escalada, la voz de los alquimistas parece susurrar desde las grietas: transformar lo tosco en algo más fino, lo inseguro en certeza, lo efímero en esencia.
El misticismo de sus antiguas fórmulas: buscar la perfección del cuarzo en la piedra, la pureza del aire entre la cuerda, la transmutación entre miedo y valentía.
Iris en el L4 «6c» de Outlanders, Foto: C. González.
Dos momentos en el L2 «6c» de Outlanders
Los volanderos surcan el cielo torpemente en sus primeras incursiones en el cielo, con su tosco piar y su tremendo tamaño, se hacen notar desde la lejanía. Sus vecinos y padres, se unen al ritual, buscando astutamente ese aire ascendente que les libre de la gravedad.
No hay paraje en la sierra de la Cabrera mayormente poblado de Buitres Leonados que el conocido Risco de la bola, una caótica y ruda formación rocosa, compuesta de agujas, grandes bloques, repisas y vegetación.
Aparentemente es poco atractivo para escalar, por lo que no es muy frecuentada ni conocida por escaladores acomodados, pero si prestamos algo de atención e inquietud, podremos encontrar alguna ruta muy interesante.
En el flanco derecho de la mole del Risco de la bola, encontramos dos esbeltas agujas rocosas, casi unidas entre sí: se puede diferenciar la Aguja de los Hermanos Cuevas (al fondo) y la Aguja de los Alquimistas (en primer plano).
Quizá de todas las rutas que surcan este margen derecho de la «Bola», la ruta más interesante y mantenida sea la conocida como Outlanders.
Existen otras clásicas que bien merecen ser recorridas, como la fantástica «Cuevas-Coloma», que es una más que recomendada escalada de toma de contacto en la zona.
Ninguno de los largos de escalada de la Outlanders os dejará indiferentes, todos ellos tienen «su miga»: placas técnicas, fisuras de empotrar, bavaresas exigentes y espolones sencillos y elegantes.
Y si todo lo anterior no os ha convencido, el lugar es salvaje y solitario, con espectaculares vistas a la serranía y una multitud de posibilidades para combinar otros lugares de escalada en la misma jornada.
Reseña: Fuente Gabriel Martín.
Si queréis más información de la zona, prestad atención, la tendréis.
Sobreescalada 
Muy buena. Inalcanzable para mi grado. Subí la aguja de los Alquimistas por hacer un plan B dado que el espolón de los pájaros ivamos a estar dos cordadas y no me molaba. Improvisé Cuevas Coloma por alguna variante más asequible (gracias a croquis de G.M. y Jonchu) que ahora veo que ya tienen nombre y forman parte de otras vías. Me pareció inhumano esas chapas de la Outlander 🤦♂️ Aún así por la Cuevas Coloma algo acere de algún seguro fijo. Como bien dices la zona para lo cerca que está de la civilización tiene un compromiso y exposición reseñables así pues quiero decir que los rápeles no son evidentes y desconozco si se puede destrepar por detrás como desde el espolón de los pájaros así que infórmense y pregunten 🙏
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Hola Grafikreamaker !, gracias por tu comentario. Efectivamente en la aguja existen diferentes itinerarios y combinaciones algo más asequibles pero igualmente interesantes.
Desde la misma cumbre se puede hacer un mini rapel hacia la aguja de los hermanos cuevas y destrepar cómodamente hacia la espaldar, de esa manera te quitas el engorroso callejón de bajada a pie de vía.
Un saludo.
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