Por: Curro González, sobreescalada.com
Ninguna gran historia ha empezado siendo racional.
Y como no podía ser de otra manera, nuestra historia comienza siendo al menos, irracional.
Y es que en ocasiones, te invaden sentimientos y emociones que emanan de lo más profundo de tu ser, los cuales no puedes, ni quieres reprimir.
Actúas por instinto (sin usar el raciocinio para dictar tus actos), tan sólo te lanzas al vacío sin ningún tipo de certeza, empujado por mil emociones que te acercan hacia ese fin.
En ese mismo instante, todo en el universo refleja lo que tú irradias, no atraes lo que quieres, atraes lo que eres.
Si lo piensas mucho, lo complicas mucho.
Extraño comportamiento el de algunos, en una sociedad donde se sobrepiensan todos los actos, donde está de moda fluir (en balsas de aceite donde todo muere), en donde no se acepta ni se aprecia, la valentía del que se acerca de frente (a pecho descubierto) sin miedo a importarle, las consecuencias que ésto le puede acarrear.
En pocas horas volamos a Croacia, nuestro primer destino, el hospital de Dubrovnick.
No es el mejor destino para comenzar un viaje, pero allí se encuentra un amigo de esos, que no les importa vivir.
Empieza la historia…
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