Por: Curro González, sobreescalada.com

Fuego
Pasión, energía, fuerza, claridad, voluntad, iniciativa e impaciencia
Lo que piensas, te conviertes.
Lo que sientes, atraes.
Lo que imaginas, creas.
Llevaba ya un tiempo almacenando en mi interior, las ganas y la necesidad de escaparme lejos, a realizar lo que más me gusta y satisface.
Podrían parecer a priori necesidades vanas y sin sentido, pero en el batiburrillo complejo de emociones que he de gestionar a lo largo del día, la ausencia de éste tipo de experiencias, me llevan gran parte de mi tiempo.

Soy más que consciente del agridulce de mi carácter, de mi presencia o mi ser; y he de confesar, que actividades como de las que os voy hablar hoy, hacen que me amanse (al menos durante unos instantes).
Podríamos adornar la actividad con reclamos de grandes gestas, videos virales en las redes o modestas palabras envueltas entre piropos, entre los componentes de la actividad.
Os voy a contar la escalada, con la misma naturalidad con la que la realizamos: una espontánea idea, cuatro cosas de material, y muchas ganas de pasarlo bien entre dos amigos.
Carlos Kramer, a parte de ser un excelente deportista en muchas facetas, es una grandísima persona. De los que se hacen querer y valer por sus actos y no por sus palabras, de los que si necesitas ayuda están ahí.

Siempre he sido muy selectivo con las personas que me rodean, no es que lo haga de una manera consciente, pero me alejo de todo aquello que no me gusta (más que alejarme, paso completamente). Y con la edad, ésta virtud o defecto, se acentúa.
De alguna forma no escrita, Carlos y yo nos debíamos unos días de actividad juntos, así que aprovechamos éste comienzo de anticiclón, para disfrutar del monte.
Comenzamos la actividad tranquilamente en dirección a la Visera (es el primer muro al que le da el sol) y por su ubicación estratégica, debiera ser la primera escalada.

La mañana salió fría de veras , eran las 9:30 y el mercurio rondaba los dos grados bajo cero, aunque pronto comenzamos a sudar al sol.
La estrategia era sencilla: no había estrategia.
40 metros de cuerda, 22 cintas y algún cacharro más; y muchas, muchas, ganas de escalar.
Realizamos la vía Mosquitos en dos largos de cuerda, la sensación de escalar acumulando metros y vacío, olvidándote por completo de tu compañero, en plena sintonía y fluidez, y total confianza, es la ostia.
Como no teníamos una estrategia marcada, llegamos al Pisón sin saber muy bien qué hacer (sobra decir que tanto Carlos como yo, somos grandes conocedores de la zona y de alguna manera, encontraríamos una forma de subir), pero finalmente y gracias a la gentileza de una cordada, escalamos el Espolón Adamelo en un largo.
Para más tarde, en otro largo más, ascender hasta el Pisón por su ruta Normal.
Podría resultar irónico, pero lo que más tiempo nos llevó, fue el descenso hasta el suelo: siete rápeles de 35 metros.

Después de algún que otro problemilla (sin demasiada importancia) y una buena ocurrencia trás el I+D del Escaper, pisamos tierra firme y nos dirigimos al Fire.
Comenzamos de nuevo, al gélido panorama que aportaba la sombra en la pared, pero pronto entramos en calor. Escalamos por un largo directo a la Galletas, para dar el relevo en el nicho, y trás otro largo más de cuerda, finalizar en la cumbre de la Punta Mateo.
Sin prisa pero sin pausa, llegamos a la hora de comer al coche, el plato combinado de butifarra y las copas de vino, esperaban.
LAS VÍAS REALIZADAS

La Visera

El Pisón

El Fire
ACTIVIDAD REALIZADA CON EL MATERIAL (pincha para ver video test)




Vaya cracks jajajajajaja un saludo de la cordada que adelantasteis en la galletas!!!!
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Eyyy, gracias tron, por dejarnos pasar y por el comentario. Un saludo!
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