Por: Curro González, sobreescalada.com
Por fin parece que la cuenta atrás se ha activado, observo angustiado el transcurso del tiempo impaciente de que todo ésto termine de una de vez por todas, pero todo apunta a que la espera va a ser sufrida.
Mientras tanto todo el mundo parece que disfruta a mi alrededor, no entiendo muy bien éste hecho, pero la sencillez emocional del colectivo resulta aplastante.

Tanto es así, que sin duda alguna yo, debería ser el que abandonase el lugar por no ajustarse al prototipo de personas que usan y disfrutan la zona.
Y a punto estuve de poner pies en polvorosa, pero poco a poco me fui camuflando entre el bullicio, y entrando en razón (aunque el calor abrasador no ayudaba en absoluto).

Si lo que quieres es buscar excelente información sobre aguas bravas en el río Mijares, no dudes en visitar el blog de Carlos Izquierdo:
La vida es silbar
Zonas:
y mucho más…
Río Mijares, tramo clásico
Estábamos emplazados varias personas de diferentes lares a las 18 horas, el propósito de nuestra reunión era enredar por las frescas aguas del río Mijares, algo que nos diferenciaba bien poco de los cientos de personas que se agolpaban sobre sus orillas.
De esta manera y poco a poco, fuimos coincidiendo todos aquellos convocados: Borja, Carlos, Miguel, y el que suscribe.
Ya éramos viejos conocidos, juntos realizamos el viaje de Packraft en el río Soca, y teníamos que ir resolviendo los mil y un planes que pusimos sobre la mesa durante nuestra estancia en Eslovenia.

Carlos y Borja jugaban en casa, son grandes conocedores del río Mijares (Carlos es un auténtico especialista en la zona); no podíamos desperdiciar ésta ocasión para realizar los tramos más complejos del río, además es realmente reconfortante, saber que en el descenso hay personas que te mostraran cada paso y cada secreto de las enmarañadas aguas blancas.
El tramo clásico del río Mijares comienza literalmente en el chorro del Embalse de Arenoso (el lugar acongoja deberás), es tal el poder del agua que hay que prestar atención al viento que se genera, ya que podría hacer volar nuestras pequeñas embarcaciones.

El comienzo no da tregua, nada más embarcar te encuentras con el primer paso, toda la fuerza del agua encauzada en la angostura de una pequeña pasarela que cruza el río (a alguno se le hizo bola ji,ji,ji).
Más tarde se van sucediendo pasos: El patriarca, el Cagarro, Eyaculator (es tal la fuerza de las olas que sales despedido como un espermatozoide) y el salto de las cañas.
Navegar por el estrecho de chillapájaros es realmente espectacular, el tramo clásico termina en el pantalán de la presa de Cirat.


De Caballos a la cola del embalse
Ésta zona es menos difícil que el tramo clásico, pero es mucho más largo y salvaje, tanto es así, que tuvimos que portear algunas zonas por encontrar obstáculos en el cauce (sobre todo árboles caídos).
El caudal del río en ésta zona superior no era el más idóneo, pero una vez más con nuestros Packrafts no tuvimos ningún problema.

Varios pasos hacen que el trayecto sea muy divertido: las tetas (por el canalillo), el tobogán, el medidor y el caos.
Pero de todos los pasos el más divertido y técnico fue el Caos, una sección de grandes bloques con saltos y estrechamientos, en donde es muy importante saber cuál es el mejor camino a seguir.


Buena experiencia, con inmejorable compañía, que poco a poco nos hace ser más conocedores del fluir en el complejo medio líquido.
